Aunque no lo parezca, el Guardia Civil más guapo de España ha sufrido dismorfia -preocupación de no considerarte nunca suficientemente musculado- y, a pesar de las horas de entrenamiento, nunca se veía bien. Fue la confesión que hizo ayer Jorge Pérez Díez en “Ya es mediodía” donde explicó a Sonsoles Ónega cómo engañaba a su mujer no con otras mujeres sino ocultándole que se iba a un gimnasio que pillaba a 60 kilómetros de su casa y donde nunca tenía suficiente.
El ganador de “Supervivientes” reconoció que, gracias a que se rompió el brazo, paró esa infernal vorágine en la que todo le parecía poco y durante la que llegó a los 100 kilos de peso y a lucir una imagen que después ha compartido en sus redes sociales. Jorge incluso reconoció que, a raíz de ese accidente, se metió en una depresión fruto de la imposibilidad de mantener su ritmo anterior y hasta la exigencia que, a nivel de alimentación, marcó esa etapa de dura rutina gimnástica. “Fue una auténtica locura. No me permitía saltarme nada”, reconoció al tiempo que explicó que tampoco le afectó el cambio físico en la isla del mencionado “Supervivientes” puesto que ya había superado aquella adicción. “Me impactó más la barba que el destrozo del cuerpo, que sabía me iba a pasar y hasta llegué a pensar que mis hijos no me iban a reconocer, a pesar de que habían estado siguiendo el programa”.
Más feliz ahora -cuando siente que no pasa nada si en una semana no entrena-, Jorge Pérez Díaz ha aportado un testimonio que demuestra que nunca es oro todo lo que reluce. Hasta los más perfectos físicamente, tienen inseguridades y transtornos.