Si el programa de Bertín Osborne funciona se debe más a los personajes que lleva que a la entrevista en sí misma que hace el cantante. Porque por mucho que sea natural y fresco –y supongo que él mismo estará de acuerdo con esto-, no es igual un cuestionario de un periodista, que nos preparamos para algo, que el que pueda realizar alguien que, a pesar de su mucha experiencia televisiva, periodista que yo sepa, no es.
Personalmente me parece que Bertín siempre pregunta lo mismo y, además, que se pone demasiado del lado del personaje, empatizando hasta tal punto que se olvida que en todas las historias hay dos versiones (o más) y que de lo que se trata es de ir más allá, de desenmascarar –en el buen sentido- a quien tienes delante. Quizás es por esto precisamente por lo que Feliciano López decidió esta semana concederle a “Mi casa es la tuya” una exclusiva que más que nada fue un espectacular lavado de imagen a dos días de que su ex, Alba Carrillo, celebrara la final de “Supevivientes”.
La apuesta no funcionó y solo un 13,5 por ciento de la audiencia apoyó el discurso del tenista intentándose defender –en compañía de su madre- de unas acusaciones que ambos consideran injustas y excesivas. ¡Pobre “Feli” que recibió más de 70 mensajes privados en Instagram de “gays” que querían ligar con él! Absurdo argumento. Como el de que no le gusta –ni a su mamá tampoco- salir en los medios. ¿Por eso protagoniza un programa en “prime time” enseñando su casa y hablando sin parar de “la” Carrillo? Bla, bla, bla…