Tiene 29 años y es extremeña, aunque se crio en Sevilla y se siente de esta tierra en la que vive y trabaja con su madre, Araceli Vera, @guapayconestilo, junto a quien montó hace tres años una tienda de ropa, “Guapa y con estilo shop”, y tiene una envidiable relación de amor y admiración. Araceli Alfaro, @aritavera94, es otra de las protagonistas de nuestro reportaje, “Las influencers más flamencas”, donde conocemos perfiles como el suyo dedicado a las redes sociales y, sobre todo, cómo viven todas ellas la moda flamenca…

-¿Tú te consideras influencer?

-Sí y no. No soy consciente de ello pero al final mis seguidoras me preguntan mucho sobre muchas cosas. El otro día, por ejemplo, estuve en Hipercor, que nadie asocia a ropa, e hice un vídeo que se ha hecho viral y por el que me han preguntado muchísimo. Al final terminas pensando que sí estás influenciando a la gente…

-¿Tus 40.000 seguidores son heredados de tu madre (que tiene casi 200.000)?

-Pues no tenemos muchos en común. Claro que empecé hace mucho y, aunque al principio sí que me sirvió el perfil de mi madre, somos edades distintas y tenemos público diferente.

-¿Es cierta que se da esa relación tan estrecha con los seguidores?

-En mi caso, sí. Intento contestar todos los mensajes y estoy muy unida a ellos. Mis estadísticas son por ellos…

-¿Llega uno a obsesionarse por likes, contenidos…?

-Yo no. Instagram me encanta, pero lo primero es mi negocio. Soy constante pero sin obsesión y si vivo estresada es por mi día a día: trabajo, pareja, mis perros, el supermercado, la casa… Lo que sí lo mismo te da un poco de pena que un contenido no llegue a más o que no le den like algunas de tus seguidoras pero te repito que no me obsesiono por ello.

-¿Tienes estrategia en cuanto a las publicaciones?

-No, voy sobre la marcha. Además, Instagram cambia de continuo. Lo que funciona hoy, mañana no y lo que a una le vale, a otra no. A veces pienso que si subiera todo lo que me pasa petaría, pero no me da lugar. Aparte mi pareja tampoco es muy dada a las redes sociales. Me ayuda, pero no quiere salir tanto…

-¿Existe tanta competitividad como se dice entre las influencers?

-Creo que sí pero por mi parte no tengo envidia a nadie y me alegro mucho por lo bueno que les pase a las demás. Soy realista, tengo 40.000 seguidores y no puedo pretender hacer lo mismo que otras pero, para mi situación estoy supercontenta con mis campañas.

-¿Quién es tu referente en tu sector?

-Mi madre es mi influencer referente y estoy muy orgullosa de ella. Que lleve tanto tiempo viviendo de las redes es un ejemplo. Es una “curranta” que me tuvo con 16 años y salió adelante sola cuando al principio, como Blogger, no cobraba nada por hacer lo que hacía. También me encanta María Pombo, Rocío Osorno…

-¿Ir juntas en muchos proyectos es un atractivo para algunas marcas?

-Sí, por supuesto. Nos contratan por ser madre e hija, aunque tenemos público distinto y eso nos hace muy atractivas como imagen.

-¿Le has dicho que “no” a alguna propuesta?

-Claro. Por ejemplo, de facial (no puedo promocionar cada día una crema), de zapatos… Y de pelo, brutal. No trabajamos con ninguna empresa de productos capilares porque en la tienda los tenemos y no me parece creíble sacar un champú cuando yo tengo otros.

-¿Cuál sería tu consejo a quien quiera dedicarse a esto?

-Que sean muy fuertes mentalmente. Si no, te afecta todo el doble. Tener paciencia, ser constante y que no piensen que van a ganar mucho dinero de la noche a la mañana porque todo cuesta mucho. El mito de que las influencers viven del cuento se tiene que acabar ya.

-¿Y con la moda flamenca cómo te llevas?

-Me encanta. Me gusta el traje clásico de toda la vida aunque estos últimos años veo que muchas llevan trajes tan llamativos que se ha perdido la esencia de lo que es la Feria de Sevilla. Cada vez más pedrería, más escote, más fantasía, más transparencias… Parece que se va más disfrazada. Luego intento ir a SIMOF, a We Love… aunque para mí que ya se ha llegado al límite de todo lo que se podía hacer.

-¿Cómo te sientes vestida de gitana?

-Empoderada. Nada más ponerse la flor cambia la actitud…