La modelo ha presentado junto a su pareja, el cantante David Ascanio, la nueva colección de Merkal Calzados en un acto en el que ambos han compartido risas, miradas y gestos de cariño que demuestran cómo la andaluza se encuentra en uno de sus mejores momentos personales y también profesionales.
A sus treinta y tres años la modelo, actriz y presentadora asegura haber vivido mucho más que la gente de su edad, y no es de extrañar ya que empezó de forma muy temprana su carrera profesional y también ha ganado experiencia en una parcela íntima que, tras algún que otro bache, se encuentra serena junto a David Ascanio, del que hemos sabido mucho más tras su paso por el programa “¡A bailar!” (y sobre el que incluso bromeó con la posibilidad de casarse si se lo pedía). Una mujer valiente, luchadora y de ideas firmes que camina con diferentes zapatos pero siempre con paso firme.
-¿Con qué tipo de calzado se queda?
-Con el de invierno porque, al final, en verano siempre vamos en chanclas. Mis preferidas son las botas de monte, aunque existen muchas opciones para la mujer. ¡En algo tendremos que salir ganando! (risas). Ellos se quejan por todo sea como sea. Me gusta que se pongan zapatos desenfadados, no clásicos (pero sí de esmoquin), no castellanos y rotundamente no a los náuticos, aunque en Sevilla se vean tanto.
-¿Cómo camina usted por la vida?
-Muy segura. Cuando no hay una sonrisa por delante al despertar tengo clara la solución: un mal día se resuelve con unos tacones y unos labios rojos. No tenemos que darle tantas vueltas a los problemas, falta positividad.
-¿Se siente mejor desde unos tacones?
-He sido de tacones veinte horas al día pero ahora ni mi cuerpo, ni mi ritmo de vida me lo permiten. Esa opción ha quedado relegada a la noche, y no todas. He llegado a ir a bodas con calzado plano.
-Algo que agradecerá su chico…
-A él le ha costado superar el “complejo de Tom Cruise” pero ahora va a mi lado con mucho orgullo, como el que lleva un monumento. Y yo, igual de orgullosa que él. Eso, junto con la confianza, son las bases de una relación sana. Hay otras que están muy viciadas, en bucle, pero allá cada uno con su película. Yo llevo cinco años y medio y estoy muy contenta, valorando cada vez más la serenidad.
-¿Gracias a él pisa más fuerte?
-Piso mucho más fuerte pero no por él sino por la experiencia. Tengo la misma condición que con quince años pero resuelvo las complicaciones de otra forma. Y no digo ni siquiera “problemas”. Eso es una palabra muy grande y yo de eso no tengo.
-¿Se ha caído alguna vez?
-De verdad y también metafóricamente. Soy pasional al máximo y muy poco racional, por eso me he caído y me seguiré cayendo (así es la vida siempre que después sepas levantarte). Si no puedo sola no dudo en pedir ayuda a los míos. Soy alegre, optimista, luchadora, me tomo las cosas muy en serio pero también sé ver los momentos bonitos y disfrutar del día a día. No me asusto de nada porque “he vivido para siete”, mucho más que la gente de mi edad, y lo que me queda…
-¿Qué tipo de personas son para Laura Sánchez “un chino en el zapato”?
-Contra los que marean sin necesidad es necesaria la contundencia. No soporto a quien no es sincero, directo, tanto en lo laboral como en lo personal, y baila mucho sin llevarte a ningún sitio. No me apetece perder el tiempo porque ahora lo que más aprecio es poder dedicarme a mí aunque sea algunos ratos. Hay quien no está a gusto consigo mismo y no sabes por donde va a salir, confunde, tiene mal humor, mal carácter, están en una tragedia continua… Yo no quiero nada de eso cerca. Necesito gente que me aporte, no que me quite.
-Usted que ha viajado tanto… ¿Cree que en Andalucía vivimos mas las situaciones a modo de “culebrón”?
-Somos muy “sentíos”. Eso no es nada bueno. Se cae el pelo y salen úlceras de estómago (risas). Creo que hay que tomarse todo como viene y sufrir mucho menos porque eso nunca es la solución a nada. Y, en este aspecto, la gente que te rodea también influye. Hay personas que llegan a tu vida para mejorarla y otras que salen para mejorarla aún más…
-¿Ha tenido de los dos tipos en la suya?
-Sí, y pretendo continuar teniéndolas porque es señal de que sigo aquí. Las realidades “color de rosa”, donde todo es perfecto, no existen. Pero, aunque no sean tan idílicas, no hace falta ir dramatizando situaciones cotidianas… ¿Esto era una entrevista o una terapia de psicología? (risas).
