Durante tres días, martes, miércoles y jueves, nuestra ciudad se ha convertido de nuevo en un referente del mundo de la moda a través de las colecciones que diversos maestros de la costura han presentado en los Reales Alcázares
Ha habido de todo y para todos los gustos pero, especialmente, la primera edición de algo con un nombre tan extraño como SIQ, Sevilla Handcraft&Fashion –que bien podía haberse bautizado en español-, se ha caracterizado por el despliegue, en el Salón Gótico de los Reales Alcázares donde se ha celebrado, de mucho talento. Y así, prestigiosos nombres de la costura, han mostrado colecciones como la del gran maestro Elio Berhanyer quien, encargado de abrir esta pasarela, corroboró por qué sigue siendo el referente del sector. Sus vestidos, de perfecto patrón y confección, propusieron a una mujer elegante y “glamourosa” bien en tejidos lisos, bien en estampados. Escotes pronunciados y “palabras de honor” fueron dos de sus bazas más importantes para, a continuación, el mismo martes, Sofía Rivera apostar por un concepto donde hubo lugar para vestidos camiseros en seda o dos piezas de falda y chaqueta junto a trajes de fiesta siempre con un toque original donde el encaje juega un papel destacado. Rojos con flores bordadas en crudo, blancos con dorado superpuesto (minifalderos por delante y más largos por detrás) o una novia con amplio escote en pico y sobriedad en las líneas fueron también otras de sus características. Deliciosa, para concluir la primera jornada, la obra de Daniel Carrasco en la que también encontramos impecables trajes de chaqueta con amplias solapas y líneas rectas (en su caso, combinada con pantalón) a modelos de inspiración helénica con tirantes en encaje en color plata pasando por originales ideas nupciales con una reinterpretación de la “falda globo” o abrigos con aires siberianos conseguidos a través de mullida piel en capucha y amplios manguitos.
Alejandro Postigo, espectacular y muy femenino. FOTOS Chema Soler
Tolentino llamó la atención con sus tocados.
José Luis Zambonino fue, el miércoles, responsable de “romper el hielo” con una apuesta en la que descubrimos una serie de creaciones con personalidad bajo un señorial espíritu británico en la incorporación de los guantes como clara señal de distinción. A continuación, Carmen del Marco utilizó una amplia paleta cromática en azules, verdes agua y malvas para una primera parte de su desfile en la que destacó la sencillez de su producción y la incorporación de grandes solapas en los escotes y capitas en la espalda que daban un toque “chic” a esas propuestas. Asimetrías en vestidos con una sola manga larga (y el otro brazo sin manga), minivestidos estampados con formas ondulantes, cuellos con perlas y gasas voluminosas estuvieron también presentes en un trabajo de perfectos acabados que se cerró con una espectacular novia con gran falda y ceñida chaqueta. En cuanto a Manolo Giraldo, destacar un maravillosa puesta en escena –que transformó el espacio en un bosque casi encantado-, donde desarrolló su enorme capacidad como profesional gracias a túnicas con mangas largas, suaves caídas y transparencias, dos piezas con cancán, mangas de murciélago, espaldas abotonadas, hombreras con lentejuelas, boleras con incrustaciones y cuellos camiseros, telas pintadas a mano… Una mezcla de lo mejor de los años 20 y los 50 –dos de los puntos álgidos de la moda del siglo XX-, que dio como resultado, con una base tribal y exótica, un espectáculo único e inolvidable.
Original traje de Sofía Rivera. FOTO Chema Soler
Y así alcanzamos el jueves, último de estos tres días dedicado a Tolentino, Alejandro Postigo y Vicky Martín Berrocal la cual regresó al ámbito local dando lo mejor de sí misma. Pero poco a poco. Para empezar, los tocados de Tolentino desataron la locura por su grandiosidad tanto en la capacidad imaginativa como también en el tamaño. Imposibles de usar o no, dependerá del grado de atrevimiento de cada clienta, lo cierto es que tenemos pocas ocasiones así en las que poder disfrutar de una explosión de un derroche de imaginación similar. Por su parte, Alejandro Postigo impactó con la calidad de una diversidad que abarcó desde piezas rojas con cuerpo de encaje y falda de tul con amplio vuelo a excepcionales cuerpos de sirena con lentejuelas y transparencias en el escote que, como una segunda piel, se adaptaban a la perfección al cuerpo. Flecos que caían como cascada de mangas y faldas –y que, al moverse, parecían tener vida propia-, espaldas con escotes romboidales, cortes helénicos con finos cinturones en dorado… Y, al final, diferentes opciones nupciales con el complemento de coronas que asemejaba a sus maniquíes a reinas y entre las que el público aplaudió con más entusiasmo una con una especie de torera con forma de angelicales alas de querubín. Ya en la despedida, Vicky Martín Berrocal no decepcionó gracias a algo tan complejo como transmitir su propia personalidad a todos y cada uno de esos diseños de depuradas líneas, escotes en uve o a la caja, y detalles como amplias mangas de plumas que solo ella sabe hacer. En general, una muy buena nota para esta aventura, una vez más, tutelada por Doble Erre y Raquel Revuelta aunque, eso sí, para la próxima debiera evitarse tanto retraso en el arranque de cada desfile. No estamos en Inglaterra pero, la puntualidad, también se valora.
Elegante vestido de Vicky Martín Berrocal. FOTO Chema Soler
Original traje de Sofía Rivera. FOTO Chema Soler
