Cada Navidad vuelven los mantecados y los polvorones que, en Estepa, cuentan con un organismo, como es el Consejo Regulador de Mantecados y Polvorones, desde donde se vigila para que estos dulces típicos de Navidad cuenten con la calidad y los requisitos suficientes. Así, los “Mantecados de Estepa” se llevan realizando desde hace más de un siglo, gozando de una gran reputación y prestigio fruto del trabajo de generaciones completas que han ido velando por mantener este sello conocido y admirado fuera y dentro de nuestras fronteras.
Es más, en el siglo XVI ya existe constancia de que un pastelero firmó la transacción que se hizo de unos pagos de estos productos al primer Marqués de Estepa, lo que habla de una larga tradición dulcera de alta reputación que conecta, en esa misma fecha, con el Convento de Santa Clara de Estepa, en el que ya se fabricaban mantecados con recetas antiguas atendiendo demandas que llegaban desde Sevilla o Madrid.
No será hasta 1870 cuando se produce el nacimiento y la comercialización del mantecado, produciéndose en los hogares las “tortas de manteca” a partir de manteca de cerdo, harina de trigo y azúcar. Eran las de Micaela Ruiz Téllez las más afamadas, tostando esta mujer la harina y haciendo más suave la primitiva elaboración y, gracias a su marido -que era transportista-, iniciando su primera exportación.
Fue el principio de una historia que, poco a poco, se consolidó y se expandió, ampliando sabores y texturas y convirtiéndose en un negocio que ha ido creciendo y consolidándose hasta hoy día, cuando todos esperamos la llegada de estas fiestas para alegrar nuestras mesas con estos tradicionales sabores. Los mismos que vigila el Consejo Regulador de esta localidad para que, dentro de la lógica evolución, nunca pierdan su esencia.