El conocido humorista se despide este fin de semana del público sevillano con “El Rey Solo. Mi reino por un puchero” en el teatro Riberas del Guadaira
La de Alcalá será la última oportunidad para disfrutar del espectáculo protagonizado por Manu Sánchez en la provincia de Sevilla ya que, a partir de ahora, comienza su gira nacional. Un montaje que ha cosechado grandes éxitos en su más de medio centenar de representaciones que han superado los 60.000 espectadores.
-¿Qué balance hace de estos casi dos años de representación con “El Rey Solo”?
-Totalmente positivo y sorprendente porque no nos esperábamos que fuera así. No sabíamos si podíamos defraudar al que esperara al Manu Sánchez monologuista pero al final hemos conseguido pisar las tablas de los grandes teatros de Andalucía con mucha dignidad y con gran éxito de crítica y público.
-¿Es un texto permeable a la actualidad?
-Tiene una dramaturgia muy marcada pero tampoco estamos haciendo a Chejov, que no se puede mover ni una coma ni una letra. A lo largo de la representación tenemos siempre la oportunidad de hacer guiños locales en cada ciudad donde vamos
-La abdicación del rey, la irrupción de los movimientos populares, son temas propios de su texto que, después, se han ido planteando en nuestra sociedad… ¿Considera “El Rey Solo” un proyecto profético?
-(Risas) No sé si ha sido así pero he llegado a pensar que el rey Juan Carlos debió vernos y entendió que lo de abdicar tampoco era tan problemático. Lo que puedo decir es que yo fui el primero en “recibir la abdicación”… (risas). Ha coincidido particularmente con una época convulsa de la monarquía española y lo hemos asumido como una situación simpática. También nos ha pasado recientemente en Barcelona, cuando hablamos de las ventajas o inconvenientes de independizarse de papá o mamá, con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina.
-¿Qué opina del nuevo rey de España? ¿Está solo?
-En la obra no me identifico con la familia real española. Mi personaje pertenece a un estado imaginario y una monarquía inventada. Se trata de un rey solo, por la misma soledad que otorga el poder y por el hecho mismo de emanciparse. El rey Juan Carlos nunca estuvo solo (risas). Es más, parece que siempre estuvo bien acompañado por lo que dicen y el rey Felipe tampoco lo está pues tiene a su querida reina Letizia, a sus hijas y parece que el apoyo de buena parte de la ciudadanía. Independientemente de que la fórmula de la monarquía o de la república sea tomada con más o menos agrado, Felipe VI se ha ganado el cariño de los españoles y ha asumido su cargo con total responsabilidad. Y esto es de admirar.
-¿Cómo ha encajado su estilo y humor andaluz en Barcelona?
-A mí el público catalán me ha enamorado. Llegábamos con los típicos miedos y precauciones al teatro Borrás de Barcelona por si un personaje como Manu Sánchez, andaluz, que siempre ha defendido a su tierra frente a los comentarios fuera de lugar de algunos dirigente catalanes, pudiera encajar en sus esquemas, con unos espectadores exigentes y acostumbrados a consumir teatro. Hemos tenido ovaciones larguísimas y nos han demostrado un cariño exquisito. El humor es universal, y aunque le añadamos etiquetas, siempre va a funcionar.
-¿Cuáles son sus próximos proyectos?
-Ahora estamos preparando “El Último Santo”, que estrenaremos el 3 de octubre en el teatro Villamarta de Jerez. Hemos dado un salto cualitativo muy importante y queremos que se note esa transformación muy positivamente. No puedo anticipar mucho pero el título es una buena pista sobre la función.
-¿Se puede hacer televisión y teatro al mismo tiempo?
-Son medios muy compatibles. La televisión es un gran escaparate, aunque no sé si el mejor. Lo cierto es que si no estás en televisión, parece que no existes. Mi nacimiento artístico fue prácticamente, aparte de las salas, en la “tele”. En este tiempo de ausencia de la “pequeña pantalla” he aprovechado para centrarnos en el teatro y crear un gran producto de calidad.
-¿Y dónde se siente más cómodo?
– La verdad que en los dos. Si los comparamos, la televisión es como el mosto y el teatro es como el vino. La memoria en la tele es fugaz y las cosas se van diluyendo a las pocas semanas. En el teatro todo se va dejando reposar, se puede rectificar y al final siempre queda un producto que te va a dejar un gran sabor y un buen recuerdo.
-¿Encontramos en su obra momentos románticos o emotivos?
-“El Rey Solo” tiene un punto entrañable, ya que el personaje empatiza mucho con los espectadores y siempre se crea un ambiente maravilloso de complicidad con el protagonista.
-Y en ese ambiente surgen momentos tan indescriptibles como la petición de mano que hizo Risto Mejide al finalizar la obra, ¿cómo fue?
-El otro día asistieron buenos amigos a la función de Barcelona, como son Carlos Latre, Jordi Évole -que pone la voz en algunos momentos de la obra-, y el querido Risto Mejide. Ya el día anterior me había comentado que quería declarar su amor a su querida Laura de una forma especial y me pidió hacerlo allí. La verdad es que ella no se esperaba lo que Risto le había preparado. Yo incluso pensaba que él se iba a echar para atrás y quedó absolutamente sorprendida. Fue un bonito final para “El Rey Solo” y le pido a todos los santos del cielo que el matrimonio le salga triunfante. La gente se quedó alucinada, pero respondió apasionada.
-Como mínimo estará invitado, o incluso podría ser el padrino…
-Yo ya me doy por invitado. No sé si tengo más ganas de boda o de despedida de soltero (risas). De padrino no sé, pero me encantaría llevarles los anillos…
