El torero acaba de participar con “El Corte Inglés” como presentador de la segunda “Triatlón” de regalos a beneficio de Unicef
Manuel Díaz, “El Cordobés”, es una gran persona y, sobre todo, alguien sin dobleces que, lo que enseña, es lo que hay. De signo cáncer –lunático, muy cariñoso y muy familiar-, tras un matrimonio fallido con Vicky Martín Berrocal conoció a Virginia Troconis (hija de unos seguidores suyos venezolanos) y, a partir de su amistad inicial de un par de años, se inició una relación –la cual desembocó en boda-, fruto de la que nacieron dos hijos, Triana y Manuel, que vinieron a sumarse a Alba, de su anterior pareja. Tras su paso por el programa “¡A bailar!”, de Antena 3, Manuel –de 46 años- y Virginia –de 34- demostraron, por si quedaba alguna duda, que su amor tiene las sólidas bases de la admiración, el respeto y la amistad, parámetros bajo los que han construido un vínculo indisoluble. Ahora, en estas fechas previas a la Navidad, el torero ha querido sincerarse para nuestros lectores tras actuar como presentador en la segunda “Triatlón” de El Corte Inglés que ha tenido lugar hace unos días en Madrid y en la que, una parte de lo recaudado, ha sido donado a una institución como Unicef, centrada en esos niños desfavorecidos del mundo que tanto preocupan a nuestro protagonista.
-Desde luego que se atreve con todo… Toros, televisión, eventos…
-Bueno, es divertido (risas). Siempre se hace con todo el respeto pero colaborar con organizaciones como Unicef es una causa bonita. Ha sido una experiencia muy emocionante. Hay que ser muy consciente de que, si miras alrededor, no tienes que correr mucho para darte cuenta de que hay muchos problemas muy cerca. Se trata de poner un granito de arena y servir de ejemplo para que te sigan. Precisamos a otros para evolucionar y crecer.
-Porque usted sabe lo que es pasarlo mal, ¿verdad?
-Pues sí. Conozco lo que es sufrir necesidad y por eso mismo intento que mis hijos conozcan lo que supone tener la nevera llena. Yo les transmito mis enseñanzas y espero que mi ejemplo les sirva. Luego ellos lo captan y terminan haciéndolo suyo. Nosotros hambre nunca sufrimos pero existían muchas carencias. Éramos muchos hermanos y, aunque mi madre hizo todo el esfuerzo, no en todas las épocas había para todos. Creemos que en la abundancia está la felicidad pero es más coherente ser justos y disfrutar lo que se posea. Ahora que llega la Navidad entramos en fechas para compartirlas con la familia y, gracias a Dios, ya la gente está más mentalizada con los problemas de otros.
-¿Le gustan estas fiestas?
-Sí. Desde luego da pena caer en la cuenta de que no tienes contigo a seres queridos. Mi abuela, por ejemplo, era un eje muy grande y siempre era el centro de todo. Me encanta el colorido, el frío, las luces…
-¿Cómo las celebran en casa?
-Nosotros somos de Reyes y uvas. Tradicionales. Estaremos con mi madre muy tranquilos, con villancicos, turrones… Coges unos kilillos de más pero no pasa nada… Suelo comer los dulces típicos de esta época para, en enero, darle fuerte otra vez a los entrenamientos (risas).
-¿Algún recuerdo que le haya marcado de forma especial?
-Hubo una ocasión en la que los Reyes no pudieron entrar en mi habitación porque la ventana se quedó cerrada… Mi madre se quedó muy tocada por aquello, claro. No hace falta malgastar y yo, con esto de la crisis, pienso más en lo que a la persona puede venirle bien. Ése es el auténtico espíritu de la Navidad. Pensar en quien tienes delante.
-¿Algo que desee para pedirles a sus majestades de Oriente?
-No soy de pedir. Los Reyes de mis niños suelen ser zapatillas de deporte… Como nunca voy de corbata… (risas). Mi auténtico deseo es salud para tirar de este carro y felicidad.
-¿No tiene ningún proyecto para la “tele”?
-De momento, no. Debo prepararme mi temporada y, si hubiese algo para la televisión, estudiarlo (y si es bueno, hacerlo). Seguro que durante el año van surgiendo proyectos…
-Amor ya lo consiguió a través de Virginia y, aunque sé que se lo preguntan continuamente, no puedo dejar de repetirme… ¿Cuál es el secreto de su unión?
-Es un día a día. Ser muy comprensivo, estar muy enamorado de tu pareja y tener en cuenta que es algo de dos y que ambos deben mantener la “chispa” de los sentimientos. Ella no deja de sorprenderme. Admiro su fuerza, su manera de ayudarme… Es una de las personas más importantes de mi vida. Somos cómplices y sabemos respetar el espacio del contrario.
-Por cierto, hablando de cuestiones del corazón, su ex, Vicky Martín Berrocal, me contaba hace poco, aludiendo a un futuro noviazgo de su hija, Alba, con algún chico, que no sabía si usted estaría suficientemente preparado…
-Es difícil pero también es ley de vida. Yo solo le advierto que no corra, que lo hermoso es vivir cada cosa en su momento. Tiene confianza para comentármelo pero eso no quita que esté asustado porque la juventud es muy rápida. Con 15 o 16 años ya te dan mil vueltas… (risas).
