Con la colaboración del popular Miguel Poveda llegará el domingo Manuela Carrasco al Teatro de la Maestranza para protagonizar un estreno absoluto titulado “Naturaleza gitana, gitana morena” donde, la que es considerada una de las maestras del baile, volverá a darlo todo
Foto: Antonio Cid
Manuela Carrasco es poderío y temperamento. Una fuerza de la Naturaleza que se desata cuando se sube a los escenarios y que le ha hecho ser señalada como una de las máximas figuras del baile flamenco. Sin embargo, lejos de esa imagen de contundencia se encuentra una mujer familiar que lo ha dado todo por su arte y que, a día de hoy, sigue dejándose el corazón en cada actuación. A punto de protagonizar uno de los momentos más esperados de esta Bienal, nos acercamos a esta “diosa” para conocer, a través de su testimonio y sus palabras, su faceta más “humana”.
-A estas alturas de su vida, ¿siguen estando presentes los nervios antes de un estreno?
-Muchos. Primero, por la responsabilidad. Tienes un nombre y eso hay que defenderlo. Por lo demás estoy acostumbrada a ir a Nueva York y a viajar por el mundo entero con lo que la Bienal en sí no impone especialmente.
-¿Cómo es Manuela Carrasco como “jefa”?
-Creo que me paso de humilde. Me quiero poner en la situación de todo el mundo aunque, cuando llego a los extremos, también soy dura.
-Su propuesta habla de la Naturaleza… ¿Con cuál de los elementos de ella (fuego, aire, agua y tierra) se identifica más?
-Con la tierra. Soy una persona que pisa en terreno firme.
-¿La crítica le impone?
-No. Soy una “bailaora” que lo mismo tengo una noche fantástica que regular. Como todos. Lo esencial es que disfrute y que la gente se vaya contenta. Si es así, eso lo debe reflejar la prensa.
-¿Tiene algún ritual concreto antes de salir a escena?
-Nada. Solo le pido a Dios que me dé fuerza. Nada más. Ni vírgenes, ni santos, ni nada de nada.
-El vestuario en este caso es de Francisco Serrano, “Gitano”… ¿Qué le pide a sus diseñadores a la hora de crear para sus montajes?
-Estar cómoda y que tenga buena presencia, que me sienta guapa. No me importa si lleva más o menos lentejuelas.
-¿Los gitanos son los que mejor hacen el flamenco?
-No tiene nada que ver ser payo o gitano sino estar tocado con la “varita mágica”. Eso sí, el gitano, aunque luego tenga que perfeccionarse y estudiar, nace con ello.
-Creo que este año cambia de década, ¿no? ¿Son sesenta los que le toca cumplir?
-No, no. 56 serán en octubre. Lo que pasa es que con doce años me saqué el carné de artista y me tuvieron que poner cuatro más para pasarlo. Ésa es la realidad.
-¿El paso del tiempo influye en la forma de bailar?
-Se hace con sabiduría y eso te beneficia. Cuando eres joven te estás matando, asesinando. Luego te conoces, ganas majestad…
-De todo lo que le dicen, ¿cuál es el “piropo” que más le llega?
-Me conformo con que me digan que han disfrutado.
-Suelen definirla como “diosa del flamenco”…
-Sí pero te insisto en que yo tengo los pies en la tierra. Dios, y no soy fanática de ninguna religión, solo existe uno.
-¿Quiénes son para usted los mejores en el “arte jondo”?
-Yo estoy enamorada de Camarón, de Paco, de Carmen Amaya… De esos quedan poquitos hoy día.
-¿Acude como espectadora a montajes de otros compañeros?
-Si me gustan, sí. Pero esta Bienal en concreto no sé cómo va. Me he enterado de algo pero estoy con mi baile, mi casa, mis nietos…
-Tiene cuatro nietos… ¿Le gustaría que alguno le saliera artista?
-El niño. Me encantaría que tocara la guitarra y sería la primera en decirle si vale o no porque, si sirviera, también sería la primera en apoyarle.
-¿De qué forma celebrará su representación?
-Cenaré con los míos, una “copita” y a dormir.
-¿Nada más?
-Es que a mí me da mucho miedo el escenario. Sé que gusto, que me admiran pero nunca me lo he creído y, por tanto, mi forma de vivir es normal. Soy solo una “gitanita” que empecé a bailar por necesidad.
-¿Cómo controla ese temor del que me habla?
-Con la experiencia. Son los dos o tres primeros minutos. El salir es muy malo…
-¿Le queda por hacer algo en su profesión?
-Claro… Lo he dado todo, vivo por el baile pero aún tengo muchas deudas pendientes porque me siento joven, con ímpetu.
-Un cartel ideal sería Manuela Carrasco… ¿y?
-Camarón y Paco de Lucía… ¡Habría sido la bomba! (risas).
