Tras su largo paso por la serie “Aída”, la actriz regresa a los escenarios con “Pluto”, que lleva hasta el domingo al Festival de Teatro Clásico de Mérida, en clave musical, la utopía del reparto justo del dinero, junto a un Dios, Javier Gurruchaga, responsable de poner humor a la corrupción de los políticos y el elevado nivel de pobreza.
Foto: Jero Morales
Debutó en el género de la revista junto a Marujita Díaz y más tarde tuvo papeles de comedia, o “vedette”, de la mano de Pilar Bardem, María Luisa Merlo o Lina Morgan, mientras participaba en cine y televisión. Sin embargo, la mayor popularidad le llegó en esta última década con su personaje de Eugenia en la serie “Aída”, donde daba vida a una mujer descarada y de malos modales cuya mayor pasión era la comida. Ahora, tras la finalización del exitoso espacio, se sube por primera vez a las tablas del Teatro Romano de Mérida para recrear a una señora de alto nivel adquisitivo en una obra que, pese a estar escrita hace veinticinco siglos, sigue de rabiosa actualidad.
-¿Cómo puede una función del siglo IV antes de Cristo parecer que se ha escrito hoy?
-El espectador va a sorprenderse muchísimo y creerá que se ha adaptado a estos tiempos pero está intacta. La plutocracia habla precisamente de que el poder lo ostentan quienes tienen riquezas. Desde que los políticos empezaron a tener sueldo comenzó la corrupción y ahora convivimos con eso más que nunca. El dinero y el sexo mueven el mundo, eso es muy difícil que se cambie.
-¿Y algo tan duro se puede tratar con humor?
-Hasta la muerte. Aristófanes era especialista, se reía incluso de los Dioses. No existe tragedia tan trágica, todo es tragicomedia porque depende de cómo te lo tomes. Hay que llevar las cosas con filosofía, quitarle hierro a lo que realmente no lo tiene si lo miramos con distancia. Evitar sufrir es la clave real de nuestra vida.
-Aquí le ha tocado ser una dama poderosa…
-Ella tiene un esclavo al que paga, su puto hasta que Pluto vuelve de su ceguera y apoya a los pobres. Entonces abandona a esa vieja con arrugas que se queda sola. Está cerca de la iglesia, de los políticos, del poder… y contra los pobres. ¿Si no hubiera pobres cómo vivirían los ricos? Nada ha cambiado. Muchos y muchas se prostituyen por dinero porque tienen que sobrevivir.
-Es su regreso a las tablas, ¿no?
-He hecho algo en los descansos de la serie pero por mi edad no me atrevo con dos proyectos a la vez. Si estoy en la tele, tele y, si es teatro, teatro. Me ha encantado que se acordaran de mí porque es mi primera vez en Mérida, un templo donde se reúnen muchas cosas.
Foto: Jero Morales
-Habla de la edad… ¿Qué queda de cuando empezaba?
-Nada. De ser una niña he pasado a una señora “talludita”. Sigue el dominio del escenario que otorga la experiencia y que, como entonces, canto en esta función (sin ser la Caballé ni muchísimo menos). Cumpliendo años llegan las limitaciones y yo ya tengo setenta. Nunca me he quitado uno. Jamás he pensado en mi retirada, aunque podría estar más que jubilada. Ahora elijo más los trabajos que me ofrecen, que no son muchos porque la profesión, con setenta y pico por ciento de paro, está fatal. A los de antes les importaba la cultura “pichí pichá” y a los que tenemos absolutamente nada. El actor ha perdido mucha calidad de vida. Hay intérpretes con un nombre y trayectorias importantes que lo están pasando muy mal. Nadie se acuerda de ellos porque no hay trabajo. Soy privilegiada y doy gracias a Dios todos los días.
-Le recuerdo de sus espectáculos junto a Lina Morgan… ¿Cómo se encuentra?
-Hicimos comedia juntas y la conocí mucho. Es un ser especial. Su enfermedad es muy triste pero nadie dice nada de cómo está. No dejan ir a visitarla y tampoco ella quiere, decisión que respeto. Tengo un amigo que llama a la persona que está allí con ella y le mando recuerdos.
-¿Es ahora, por “Aída”, su etapa de mayor fama?
-Ni lo imaginas. Aunque vaya con gafas, sombrero o sin maquillar se dan cuenta de que soy yo. Como Quevedo, “hasta por el culo me conocen”. Algunos creen que soy como en la serie y me preguntan si tengo tan mala leche. La gente es muy osada. También se piensan que paso el día comiendo y no saben que la mitad de lo que sale lo tengo prohibido. Si me tragara todo lo que aparece en televisión habría reventado. Lo echaba en una servilleta en cuanto podía. Otros platos no me quedaba más remedio, como el cocido (risas). Eso sí, a la tercera toma ya decía: “¡Oye, no me caben más garbanzos a las nueve de la mañana!” (risas).
“Pluto” está dirigido por la también actriz Magüi Mira. Foto: Jero Morales
