Treinta años de carrera en solitario celebra Marta Sánchez mañana en Starlite Catalana Occidente, donde la cantante ofrecerá un concierto con la Orquesta Sinfónica de Málaga en el que repasará sus éxitos y para el que contará con presencias estelares como las de Sole Giménez o Antonio Carmona. A sus 57 años, la artista ha encontrado el equilibrio vital en Canarias, donde reside y realiza una vida normal, tal y como a ella le gusta sin que la fama interfiera en su día a día.

-¿Cómo llevas la responsabilidad de salir a actuar? Porque sé que eres muy controladora de tus shows…

-Soy una histérica (risas). Estoy cantando una canción y miro al foco rojo si da en el vestido rojo que llevo o estoy pendiente de si el micrófono está en la marca correspondiente. O si la coreografía sale como tiene que salir…

-¿Y ese nivel de exigencia tuyo te permite disfrutar del espectáculo?

-Claro que lo disfruto pero me como mucho el tarro y soy muy pesada… El problema es que no sé delegar. Soy demasiado perfeccionista.

-¿Se te han pasado estas tres décadas rápido o en algún instante te han pesado?

-Ha habido años difíciles por experiencias que me han pasado, como mis pérdidas familiares, o en ciertos momentos por no saber cómo hacer la música que quería y de la forma correcta. O el cansancio de viajar…

-¿Nunca te has planteado cambiar de vida y dedicarte a otra cosa?

-Sí, sí. De repente surge esa fantasía de preguntarte: “¿Dónde pasaré los treinta años que me quedan?”. Por ahora sigo manteniendo mi voz -que es lo que me da de comer y lo que me lleva a hacer 37 años de carrera-, y voy a clases para entrenarla. Y también entreno mi cuerpo, como con el “ballet fit” que estoy practicando ahora. Pero también es verdad que quiero vivir y vacacionar y, este verano en concreto, disfrutar de mi hija, de mi madre en La Coruña…

-Te conocimos con 19 años en Olé Olé… ¿Qué consejo le daría la Marta Sánchez de hoy a la de entonces?

-Aquella era una Marta muy trabajadora que tenía muy asumido que si quería llegar lejos tenía que enfocarse y hacer muchos sacrificios en mi profesión, a pesar de que también tenía lugar para estar con mis amigos y mi pareja de aquel momento. Creo que hice todo como lo tenía que hacer y los frutos han llegado ahora con la siembra. Quizás le diría que no fuera tan insegura, aunque tengo que confesarte que tengo más inseguridades hoy día porque veo que tengo menos fuerza física y soy consciente de que vas envejeciendo un poco. A pesar de todo me cuido y me pongo mis cremitas y me hago mis tratamientos (risas).

-¿De qué te sientes más orgullosa de tu trayectoria? Siempre se habla de tu actuación ante las tropas españolas en la Guerra del Golfo pero no sé si es tu recuerdo top…

-He hecho cosas muy increíbles como trabajar con Nile Rogers, productor de Madonna, Duran Duran… Ahora soy mucho más consciente de la suerte que tuve. O tener la puerta abierta de Hispanoamérica, igual que el que mis fans de aquí me sigan queriendo…

-¿Tienes manías antes de un concierto?

-Ojalá se me pegara la costumbre de muchos amigos artistas que antes de salir están super tranquilos y tomando algo. En mi caso estoy muy concentrada pensando en todo: en la ropa, los maquillajes… No tengo grandes rarezas… Bebo agua y, como te digo, me concentro mucho…

-Una vez le preguntaron a Sara Montiel, icono del cine, si iba al supermercado y ella respondió que las “estrellas” no hacen eso… ¿Una de la música como tú sí lo hace?

-Yo sí voy al mercado… Me gusta elegir al aguacate, ponerme los guantes de plástico y ver si está para hoy o para mañana. Quiero vivir como una persona normal, sin tener taras ni nada de eso. Creo que es muy duro que la fama te cambie tus costumbres, tus deseos… tu libertad. En Canarias o en Madrid voy con mi carrito y hace poco de hecho me he comprado uno de esos con ruedas grandes que, comparándolo con las bolsas de plástico, ha sido un antes y un después para mí… (risas).