Muy ilusionada por su concierto de mañana jueves en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, dentro del ciclo “Nocturama”, Martirio sigue siendo un referente como artista… y como persona
Ricardo Castillejo
Es, sin duda, una persona especial. Y no solo en cuestión de imagen puesto que lo mejor de Martirio es Maribel Quiñones, la mujer que se esconde bajo sus inconfundibles gafas de sol y su peina y con la que siempre resulta un placer conversar. Amante de la poesía y de las cosas bien hechas, la artista sigue, más de un cuarto de siglo después de sus inicios, emocionándose con cada actuación y sintiendo unos nervios que, en Sevilla, se multiplican más si cabe. Aquí nació como personaje en los 80 y aquí volverá mañana jueves con “Cancionero fundamental” , repaso a su trayectoria que realizará acompañada de su hijo Raúl donde volverá a enamorar al público gracias a su personal estilo mezcla de fusión de estilos.
-¿Qué tal resulta esa combinación, en lo laboral, de madre e hijo?
-Es un placer. Ten en cuenta que Raúl conoce todo mi repertorio y eso lo hace algo emocionante. Ha participado, desde el disco de sevillanas, en otros como “Flor de piel” o “Mucho corazón” y también lo hará en el álbum que sacamos en octubre, “De un mundo raro”, dedicado a Chavela Vargas. Es sevillano y el músico que mejor me conoce y me acompaña. Transita por todos los géneros que toco con naturalidad y entre nosotros siempre llegamos a un acuerdo. No hay madre, ni jefa, ni asalariado. Somos dos personas que se quieren y eso se plasma sobre el escenario.
-¿En qué momento está usted? ¿Disfruta de las actuaciones o los nervios permanecen?
-Esos los tengo siempre (risas). No he cambiado en absoluto en ese sentido. Suelo decir que canto para terminar (risas). La tranquilidad es imposible. Es como si estuviera empezando. Guardo un gran respeto por el público y por la trayectoria. Ser libre te obliga a trabajar el triple.
-¿Ha dirigido su carrera?
-Sí. Pero con un esfuerzo grande. La independencia tiene un peaje. Yo tengo repertorio propio y cada vez hay más gente que me sigue y me escucha.
-¿Le debe algo la copla? (en cuanto a la fusión que se hace hoy día)
-No sé. Yo sí que le debo un repertorio que estaba en mi disco duro y que me parece maravilloso. He intentado adaptarlo partiendo de la base del flamenco, el jazz y el cabaret berlinés pero dándole un lenguaje nuevo dentro de lo clásico y cantando como si fuera algo nuevo. Mirando con otros ojos a la copla, se enriquece.
-¿No cree que no se ha reconocido suficientemente su labor?
-El que no lo sabe es porque no quiere. He abierto un mundo interpretativo que he llevado a muchos países donde se ha recibido como propio.
-¿Hay alguna de esas melodías que siga emocionándola de forma especial?
-Todas. Si no, no las hago. No canto de memoria ni nada que no me emocione. Soy visceral y pasional.
-Otra de sus constantes es la poesía…
-Es un arma de futuro. Un cuarto donde puedes recogerte, tener sensaciones, vivencias que otros tuvieron antes que tú. Es como encontrar la luna en un pozo. Los padres debieran tener la obligación de enseñarles a sus hijos alguna rama del arte. Cuando estás conectado a él, eres consciente de que puedes superar cualquier dificultad.
-¿Cuál es el lugar de una defensora de la calidad como Martirio en un entorno vulgarizado como el que nos rodea?
-En realidad, hay muchos que viven “en un mundo raro”. Es cuestión de seguir empeñándonos. Los tiempos frívolos tienen caducidad. Estoy encantada en la red social, sobre todo, con Facebook donde me mandan muchos mensajes de cariño y de impulso para continuar.
-Una duda… Sin gafas Martirio no se conoce… ¿Maribel no echa de menos la popularidad?
-Es que se arregla tan fácil como ponerme un moño y las gafas y salir a la calle a formar el lío (risas). Me viene bien por mi personalidad tener un espacio para que Maribel esté a su aire y pueda coger un autobús o lo que sea. La dicotomía refuerza esa independencia de la que antes te hablaba…
-Seguro que, alguien tan interesante, tiene un concepto del amor distinto…
-Lo primero es sentirlo por ti mismo y eso lleva mucho tiempo en la vida. Saber quién eres, cómo vas, qué quieres… Para mí la clave es dormir. Si eres capaz de dormir con tranquilidad con alguien, hacer proyectos, estar en paz, ser tú misma… Que te respete, que comparta aficiones, o no, pero que sean dos universos propios que coincidan… Lo que no me vale es quien intenta ser como al otro le gustaría. Eso dura lo que dura. Más allá, hay también que querer a la gente que ha formado parte de tu camino.
-Mejor el tema del amor que la política, ¿no?
-Es que la política… Hace falta que esto se arregle, que entre gente joven y dé otro aire. Así seríamos más felices y se estaría más cerca de la realidad.
-¿Se lleva bien con el paso del tiempo?
-Sabes más aunque yo conserve mucho de la niña que fue y de esa capacidad de sorpresa que me encanta mantener. No me acerco a lo que me quita energía. Busco el cariño de familia y amigos. La vida, como Martirio, me ha permitido coincidir con grandes figuras a la que admiraba. Definitivamente, soy mejor persona que cuando era “chica” (risas).