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Segunda parte de nuestro editorial de moda flamenca de febrero donde contamos con Melody como protagonista de unas fotografías y una entrevista en la que hoy desvela su lado más personal…

Por Ricardo Castillejo 

Vestida por José Raposo, Aires de Feria, Carmen Acedo, Pablo Retamero y Juanjo Bernal, José Manuel Pérez y Alberto Mattey -y con complementos de Morlote Alta Bisutería-, Melody ha sido una de las flamencas más bellas que hemos tenido y una embajadora sin igual de nuestro arte y nuestra moda. Pero, ¿cómo piensa y siente la joven en la intimidad? A continuación se sincera, a corazón abierto…

-Porque, tú en pareja, ¿cómo eres? Está claro que carácter, que no mal carácter, tienes…

-Sí que tengo, pero para mí eso no es algo malo, al revés. Yo lucho por los míos y lo doy todo por ellos, pero es importante saber con claridad lo que uno quiere y tener una energía definida a la hora de hablar y de actuar, siendo en todo instante muy respetuosa. En general, una mujer necesita tener claro lo que quiere porque si no, no se fluye. Y que conste que también me he caído y me he pegado mis batacazos…

-¿Qué le pides a una pareja?

-Sinceridad, amor, simpatía… y reírme que, para mí, es esencial.

-En los últimos años han surgido movimientos por los cuales, sobre todo artistas, han denunciado situaciones desagradables y de acoso… Tú, como mujer, ¿has pasado por algo así? 

-Yo personalmente nunca he vivido esa situación y si lo hubiera sufrido, lo habría dicho porque con la verdad se llega a todos los sitios. Me parece estupendo que se cuente, porque uno tiene que trabajar a gusto y sin imposiciones. Una de las cosas más bonitas es el respeto y hay que tratar a los demás como quieres que se te traten. 

“Nunca he vivido una situación de acoso y, si lo hubiera sufrido, lo habría dicho porque con la verdad se llega a todos los sitios. Una de las cosas más bonitas es el respeto y hay que tratar a los demás como quieres que se te traten”

-Tu imagen, en este sentido, es brutal… ¿Te cuidas mucho? 

-Tengo buena genética, al menos hasta ahora. Mañana no sé (risas). No hago mucho deporte, ni estoy constantemente en el gimnasio, aunque para mí mantener un buen estado físico no solo es bueno para estar bien por fuera sino, además, para sobrellevar el ritmo en un concierto. Tus piernas tienen que aguantar, y más en tacones. Intento cuidarme, pero comer, me gusta. Evito los fritos y los dulces y opto por comida sana como, por ejemplo, pescadito a la plancha, mucho cuchareo, como arroz o puchero… Claro que de vez en cuando me doy mis homenajes, pero, mientras mejor te trates, más beneficios para la salud.

-¿Se pueden tener amigos en el mundo tuyo?

-Claro. Un buen amigo gusta siempre. Sí que es complicado porque a lo mejor veo a mis compañeros dos horas y, hasta dentro de tres años, no me los vuelvo a encontrar, pero sí que se puede. 

-Te lo pregunto porque las folclóricas clásicas se llevaban fatal y siempre veían competencia en el resto…

-Yo es que no creo en la competencia. Ésta se debe tener con uno mismo para superarse como persona y como artista, pero hay que disfrutar de los logros de los otros. Si se entiende así, uno vive su éxito de otra manera.

-¿Algo que no te agrade de ti?

-Puedo ser un poco impaciente y eso me hace pasarlo mal…

-¿Y lo que más te gusta?

-Tengo muy buen humor y soy muy noble y cariñosa.

-Por cierto, ¿cómo te has sentido de flamenca?

-Feliz de ponerme un traje tan característico de mi cultura. Estoy orgullosa de ser española y andaluza y este vestido nos representa.

“Si a día de hoy pongo la tele y me encuentro una niña como yo fui me sentiría ancha de que en mi tierra hubiera alguien así. Con diez años yo cantaba en directo conciertos completos, con baladas y todo. Hasta lloraba de emoción porque estaba sintiendo aquello…”

-Porque, cuando sales fuera de nuestras fronteras, ¿defiendes tus raíces?

-Por supuesto. De hecho, suelen llamarme “Melody… y olé” (risas).

-¿Te sientes más valorada fuera?

-No puedo decir que sí porque no sería cierto. A mí me tratan muy bien en mi país, pero son diferentes mercados y cada uno tiene una dimensión y un escaparate. Por mi parte no paro de trabajar en España, bien en conciertos, programas de televisión… No me quejo para nada de nada. Me quieren mucho. Y cada vez más.

-Una vez bromeé sobre que eras la versión actual de Lola Flores…

-Lo he escuchado por varios lados y es un honor y un orgullo para mí recibir ese halago, pero hay figuras que nacen una vez y son tan únicas como Lola Flores, Rocío Jurado o Rocío Dúrcal. Es cierto que a lo mejor hay rasgos tuyos que recuerdan a otros y, en mi caso, soy temperamental y espontánea.

-¿Con qué adjetivo te gustaría que te recordaran?

-No sé… Creo que, para encontrar ese adjetivo tienen que pasar unos pocos de años más… Mi fuerte lo tengo repartido (risas). A veces bailo mucho, mucho y sudo y me dejo el “sentío” así y otras, paro y me dejo la voz. Soy muy espontánea.

-A la niña que fuiste, ¿con qué ojos la ves?

-A mí me encanta. Si a día de hoy pongo la tele y me encuentro una niña como yo fui me sentiría ancha de que en mi tierra hubiera alguien así. Con diez años yo cantaba en directo conciertos completos, con baladas y todo. Es algo con mucho mérito y, en especial, hacerlo con tanto corazón. Hasta lloraba de emoción porque estaba sintiendo aquello…

-Es que han pasado casi dos décadas… ¿Vas a celebrar de alguna forma especial ese aniversario?

-Seguro que algo haremos, porque es una fecha muy especial y, si hago un resumen de todo, me encuentro feliz. Cuando surja la ocasión contaré muuuchas cosas para las que no es el momento, pero, ante todo, estoy muy orgullosa porque es una profesión que no es nada fácil… (se emociona).