A sus 25 años, el catalán lanza “Iceberg”, segundo álbum de estudio de este joven que nos representó en Eurovisión con “La venda” y que sigue repartiendo alegría desde una total implicación social bajo la que no tiene inconveniente en tratar cualquier tema, por espinoso que sea
Lo mismo habla de música que de política algo que, en ocasiones, le ha traído algún pequeño quebradero de cabeza que él acepta estoicamente. Es el pequeño precio a pagar cuando se es tan claro como lo es Miki Núñez, catalán de 25 años muy enamorado de su novia, la también artista Sara Roy. Sobre ella se pronuncia en esta entrevista exclusiva para Sevilla Magazine donde el joven presenta “Iceberg”, gran masa de hielo que solo enseña una pequeña parte y que nos sirve para acercarnos a nuestro protagonista con la curiosidad -entre otras cuestiones- de saber si su corazón es tan frío como, dicen, es el de los Capricornios, como él, nacidos bajo este signo…
-Los Capris tenéis fama de ser muy fríos…
-Para nada. Soy el más cariñoso del mundo, empalagoso hasta faltarme poco para vomitar pastel rosa de purpurina montada en un unicornio. El tema emocional sí me cuesta gestionarlo, pero conmigo mismo, aunque con Sara no me pasa. Quería muy mal y ella me ha enseñado a amar y estoy enamorado hasta las trancas y felicísimo. Antes pretendía “tener” a la persona y ahora el tiempo para estar con ella. Es la clave de todo. No querer poseer a alguien sino desear compartir experiencias con tu pareja.
-Transmites mucha positividad pero, ¿es lo que hay por dentro?
-Sí. Me cuesta muchísimo impostar, ser alguien que no soy. De hecho, me sale fatal y se me nota en la cara enseguida… Soy optimista y tengo mucha fuerza de voluntad. Es más, la gran clave en mi vida ha sido precisamente la fuerza de voluntad. Me fijo más en el vaso medio lleno y, en general, las canciones alegres las escribo cuando estoy triste para que me sirvan para animarme.
“Quería muy mal y Sara me ha enseñado a amar y estoy enamorado hasta las trancas y felicísimo. Antes pretendía “tener” a la persona y ahora el tiempo para estar con ella”
-¿Cuánto en tu camino hay de talento, de suerte…?
-Suerte, muchísima. Talento, no tanto. Soy alguien que canta. Sin más. La voz no es mi fuerte, aunque sí entiendo que lo hago bien. Supongo que predicar el amor y la empatía también gusta.
-Es curioso porque, volviendo al Zodiaco, los Capricornios soléis ser un poco depresivos… Al menos, en teoría…
-Soy una persona muy tendente al fatalismo. Al salir de “OT” fue todo ansiedad. Eurovisión, polémicas… Así empecé a ir a terapia y mi psicólogo me explicó que, al ser tan catastrofista, cuando me ocurre algo bueno lo hago el doble de bueno (igual que, cuando me sucede algo malo, lo sufro muchísimo). Es una lucha conmigo mismo. Intento ser entregado con los demás y doy todo por los míos pero, a la vez, me autoboicoteo bastante.
-El ser humano es un 70 por ciento de agua y, el Capricorniano, 99 por ciento estrés…
-(Risas). Justo. Estoy en casa y cualquier cosa, primero la organizo mentalmente. Si tengo que ir a buscar un plato y tengo que llevar el agua a la mesa, por ejemplo, pienso cómo ahorrar tiempo, cómo ser más eficiente…
-Otro rasgo más de tu signo es hablar muy claro, como tú haces… ¿Puede eso suponerte pagar algún precio?
-A mí me gusta decir todo lo que pienso y, en ocasiones, me excedo y hasta puedo parecer que falto el respeto. Como todos los seres humanos me equivoco y la lío muchísimo pero, ¿qué hago? Ya está hecho… Si me meto en camisas de once varas, apechugo y listo…
-Hace poco me confesaba Ismael Serrano que a él, manifestarse en cuestiones políticas, hasta le ha llegado a dar miedo…
-Es que eso pasa. A mí me han llegado mensajes muy duros en este sentido. Desde que mi madre es una p… hasta que, si me pillan por la calle, me van a matar. Me sabe mal y no solo por mí, sino por integrantes de mi entorno como mi madre, para la que todo esto es nuevo. Por dar mi opinión me han llegado a soltar de todo y muy feo pero, ¿dónde están los límites?
“A mí me gusta decir todo lo que pienso y, en ocasiones, me excedo y hasta puedo parecer que falto el respeto pero, si me meto en camisas de once varas, apechugo y listo”
-Me advertiste hace poco que, quien no te quiera escuchar interpretar en catalán, no es bienvenido en tus conciertos…
-Es que yo canto en catalán. No todo, claro pero, a quien no le guste no es que no le invite, sino que no va a venir.
-Porque tú, ¿de dónde eres? ¿Catalán? ¿Español? ¿En qué orden?
-Joder… Lo primero soy de Tarrasa. Luego ha hecho mucho daño el sentimiento de patriotismo. España es la calle y los españoles hacemos a la nación, pero no querría encasillarme en qué soy primero. Adoro a mi tierra, a Cataluña, que le dio de comer a mis abuelos, pero mi madre es profesora de castellano y la última editora de “El Quijote”… ¿Cómo no voy a amar a España? No es incompatible sentirse catalán y español y amar ambos orígenes.
-Por cierto, hay quien piensa que, vistos los resultados que siempre obtenemos, para qué vamos a Eurovisión…
-¿Tú crees que la posición afecta muchísimo? Estoy aquí y quedé de los últimos… Ahí participan un montón de países y vas a ganar haciéndolo lo mejor posible, pero, sobre todo, quieres estar orgulloso de ti y que, cuando vuelvas, nadie dude que lo diste todo. Hay que seguir yendo. El Barça no dejó de jugar la Champions cuando solo perdía…
-¿Te da respeto quedarte como “el de Operación Triunfo” o “el de Eurovisión”?
-No me importa. Si no hubiera por eso no hubiera sacado mis dos discos. Muy pocos pueden decir que le han estado viéndole cantar 200 millones de personas. O participar junto a 16 de los 18.000 que se presentaron en “OT”…
