La modelo y actriz llega a la cincuentena con la misma exuberancia que la convirtió en un icono de la belleza mediterránea hace dos décadas y la ha catapultado a la fama como digna heredera de las grandes divas del cine clásico italiano.
“La sensualidad es subjetiva y si te sientes segura, femenina y feliz desde dentro, los demás lo percibirán así. ¿No se nota la sonrisa de mis ojos?” preguntaba “la” Bellucci antes del que quizás sea uno de sus mayores estrenos. Y es que la intérprete transalpina entra hoy en el medio siglo de vida por la “puerta grande”, considerada por todos la principal sucesora de las más imponentes divas del cine del siglo pasado -a la altura de Sophia Loren o Claudia Cardinale-, y demostrando que la capacidad de atraer no tiene fecha de caducidad. Será por eso que no teme al número de velas que habrá sobre su tarta, ya que ha confesado recientemente que se siente como nunca. “Mejor hoy que cuando era muy joven. Nunca dejamos de aprender en la vida pero con la madurez tengo menos ansiedad”, afirmando también que no le importa en qué lugar del mundo celebrar esta significativa fecha mientras sea rodeada de su familia y amigos. Y es que, aunque lleva solo un año separada del actor francés Vincent Cassel (con quien estuvo casada durante catorce), asegura estar viviendo una magnífica etapa. “Me encuentro en mi mejor momento. En tu juventud, a pesar de que todos te dicen que eres muy guapa, no te sientes así. No sabes lo que te deparará la vida pero luego cuando te haces mayor es increíble. Algo cambia dentro de ti. Y no es una cuestión de físico, sale de tu interior”.
Así se siente esta llamativa mujer nacida el 30 de septiembre de 1964 en la Città del Castello, en la región italiana de Umbría, que consiguió que sus exageradas curvas y sus rasgos mediterráneos fueran armas más que convincentes para conquistar a un público que no dudó en encumbrarla a su llegada a Hollywood. Sin embargo, su carrera profesional comenzó como modelo, trabajo que utilizaba para poder pagarse en la universidad sus estudios de derecho pero que la llevó a hacerse muy popular gracias a ser portada de publicaciones como “Elle” y “Vogue”, además de protagonizar un sinfín de campañas publicitarias a finales de los 80. Una fama tras la que fue descubierta por el director Francesco Laudadio, quien le brindó una oportunidad cinematográfica con “La rifa”. Tras esto, su primera intervención en un producción internacional a las órdenes de Francis Ford Coppola, el cual quiso que encarnara a una de las tres concubinas del vámpiro “Drácula” de Bram Stoker. Sin embargo fue en el 2000 cuando Bellucci llegó a ser verdadera protagonista al convertirse en musa de Giuseppe Tornatore en su film “Malena”, donde interpretaba a una atractiva mujer que enciende el deseo de un imaginativo adolescente en una pequeña localidad siciliana. A esto solo le faltaba como ingrediente una pequeña polémica (o mejor, grande) que la consagrara en este mundo de tantas “estrellas”. Por eso su bendición por crítica y público (más la popularidad mundial) le llegó con la cinta “Irreversible”, en la que daba vida junto a su ex marido, el mencionado Cassel, a una mujer violada y, posteriormente, vengada por su pareja. Desde entonces, años de éxitos en los que ha demostrado su versatilidad actuando en diferentes idiomas como el inglés, el francés, el italiano e incluso el arameo, en su papel como María Magdalena en la también controvertida producción de Mel Gibson “La Pasión de Cristo”. Solo dos títulos estos dentro del medio centenar que lleva a sus espaldas y que han ido acompañados de nominaciones a galardones internacionales como el David de Donatello o los Premios César del cine galo.
Ahora atraviesa el medio siglo inmersa en el rodaje de la película “On the Milky Road” pero siempre compatibilizando su trabajo con su labor como madre de dos niñas de cuatro y diez años, que son “su primera prioridad” y que la mantienen radiante para poder afrontar el reto de ser imagen de algunas marcas de moda como Dior o Dolce&Gabana. ¿Cómo se mantiene así de estupenda? La actriz rehuye de cualquier pregunta que tenga que ver con el bótox, las infiltraciones de vitaminas o las operaciones ante lo que responde con un “la belleza es subjetiva”, declarándose defensora de una “individualidad” que muchos quisieran tener a pesar de defender firmemente que no existe una definición universal de la belleza.
