“Aspiramos a ser dichosos pero terminamos atrapados por lo que nos hace sufrir”

La autora de “Los tres pilares de la felicidad” desvela para “Sevilla Magazine” las claves para tener una vida mucho más en paz con uno mismo… y con los demás

Es “coaching” ejecutiva y “coaching” personal. Ha recorrido más de 70 países del mundo y, entre sus clientas, cuenta con “celebrities” como Isabel Sartorius autora, además, del prólogo de “Los tres pilares de la felicidad”. Un libro a medio camino entre el ensayo y un texto de autoayuda donde, Mónica Esgueva (Licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid), expone sus revolucionarias teorías sobre un estado de dicha que, desde el principio de los tiempos, ha supuesto una de las conquistas más anheladas por el ser humano. ¿Encontraremos en estas líneas una respuesta definitiva a esa eterna duda de cómo ser felices?

-¿De dónde viene ese interés suyo por investigar sobre la felicidad?

-Llevo estudiando la mente y la filosofía oriental y positiva desde hace muchos años. Pasé una época mía mala y me apliqué eso que había aprendido para ver si funcionaba o no… ¡y funcionó! Así que pensé que, lo mismo que me había ayudado a mí, podía ayudar a otros.

-¿Tiene entonces la solución? ¿Sabe cómo podemos ser felices?

-Ojalá. Solo estoy en el camino para serlo yo y, tal vez, echar una mano a otros. Todos los seres humanos aspiramos a ser dichosos aunque terminamos atrapados por lo que nos hace sufrir. Confundimos el fin con los medios.

-¿En qué se basa la felicidad?

-Pues es una mezcla de serenidad, alegría interna y gratitud. Sin embargo, no está relacionada con el placer, que es efímero y adictivo. Demasiado placer se convierte en una molestia. Demasiada felicidad, no. De hecho, no hay demasiada felicidad. Con un ejemplo te diré que si tienes mucha sed, dos vasos de agua pueden ser un placer y, veinte, una molestia. El placer siempre necesita algo exterior. La felicidad, no.

-En esto, el primer paso, ¿lo da cada uno?

-Indiscutiblemente. Te pueden mostrar por dónde se va pero el que anda es uno. Incluso te pueden acompañar pero eso no te hará feliz. Partimos desde donde estamos pero nunca es el momento ideal. Depende de ti. Si esperamos a que las circunstancias sean perfectas, nunca seremos felices. ¡Qué desperdicio de tiempo si aguardamos ese instante! No nos damos cuenta del valor de la vida hasta el lecho de muerte.

-Díganos algo de su método para empezar ya…

-Hay que tomar autoconsciencia y observar. No debemos dejarnos llevar sino ser capaces de gestionar nuestros pensamientos. Somos lo que pensamos y por eso hay que cambiar pensamientos negativos por positivos. Yo recomiendo la meditación y, en paralelo, el control de las emociones. Aparte, está bien escribir cada noche en un cuaderno tres cosas por las que nos sentimos agradecidos de la jornada.

-Pero el ser humano, ¿es bueno o es malo?

-Ambos. Tenemos los dos en nosotros: el yin y el yan, el monstruo y el ángel. Depende de qué parte alimentemos. Somos capaces de las mayores hazañas y de usar las armas más destructivas.

-¿La espiritualidad interviene a la hora de ser felices?

-Ayuda. El darnos cuenta de que estamos interconectados te hace más feliz porque no te obsesionas contigo mismo. Todo tiene efecto con otras personas. Hay que salir de la mentalidad de la competición y pensar que, aquello que das, lo recibes, lo ganas. En relación a las religiones, hay que tomar de ellas lo que nos beneficie.