El cantante malagueño, que actúa mañana sábado en el Auditorio Rocío Jurado, posee una de las carreras más fulgurantes de la música española, con dos discos entre los siete más vendidos esta semana en nuestro país y tres recientes nominaciones a los Grammy Latinos a pesar de que hace solo 3 años era un completo desconocido

Josan Muñoz (@josan_ms)

Hijo de padre español y madre francesa, Pablo Alborán nació en Málaga en mayo de 1989. Tiene dos hermanos, Casilda y Salvador, y estudió piano, guitarra clásica, flamenca y acústica para acabar dando clases de canto y lírico. Ya con doce años escribió sus primeras melodías aunque su andadura artística comenzó con el flamenco, donde lo llamaban “El Blanco Moreno”.

Siendo adolescente comenzó a colgar en Youtube vídeos suyos cantando y conoció a Manuel Illán (que lanzó a “Las Ketchup”, cuyo “single” “Aserejé” vendió 25 millones de copias en todo el mundo, siendo “top” en más de veinte países) junto al que grabó una maqueta donde incluía “Deja de volverme loca”, de Diana Navarro. La versión llegó a oídos de ésta, que mostró gran interés por él y se convirtió en su madrina, acompañándolo por no pocos escenarios.

Pablo presentó un total de cuarenta temas compuestos por él para el proceso de selección de lo que sería su primer álbum, colgando alguna de ellas en la red para darse a conocer de una forma cercana. A partir de ahí pudo escucharlo la ex componente de Destiny’s Child, Kelly Rowland, que alabaría las dotes de Alborán. “Cuando lo oí me caí al suelo, me volvió loca”, afirmó la amiga de Beyoncé, fascinada por la pasión que mostraba aquel muchacho en sus estrofas. En todas las entrevistas de promoción del disco de Rowland decía que había conocido a un chico malagueño que la fascinaba llegándolo a poner en Twitter, donde tenía más de medio millón de seguidores.
A partir de ahí el boca a boca hizo el resto. Illán declaraba que su intérprete “reunía una serie de elementos que provocan un magnetismo especial en la gente” y también que se trataba de un fenómeno sociológico por una predisposición hacia algo nuevo y una insatisfacción con lo que se estaba vendiendo.

Así, el disco se grabó en 2009 pero no salió al mercado hasta febrero de 2011, cuando el video de “Solamente tú” tenía más de siete millones de visitas (sobre todo por parte de españoles y latinoamericanos). No fue difícil vender una historia “especial” de un chico que se hacía muy famoso a través de internet, algo que interesó a todos los informativos de televisión. Especialmente simbólica fue su presencia en la gala de clausura de “OT”, donde la “figura 2.0” llegaba entre vítores a la academia de los “triunfitos”, fábrica de ídolos hasta entonces.

Con un mercado deseoso, calentito, ardiendo más bien y, con tan solo 21 años y sin haber salido de ningún “reality” o haber tenido grandes promociones, a Pablo Alborán le bastó una semana para alcanzar con su debut el primer puesto entre los más vendidos, destronando a Sergio Dalma (que se mantenía en ese lugar desde hacía diez semanas) y sin ser ensombrecido por el estreno de Ricky Martin.

Pablo permaneció en esa posición máxima durante dos meses consecutivos. Las colas daban la vuelta a los centros comerciales donde acudía a firmar autógrafos y ya no podía salir solo a la calle en ninguna ciudad de España. En Valencia, por citar un ejemplo, ocho guardaespaldas tuvieron que sacarlo en “volandas” para evitar que fuera estrujado por sus “fans”. De hecho, a partir de nuestro protagonista han vuelto a adquirirse discos y a usar la red para seleccionar lo que gusta o no.

Dos años y medio de éxito absoluto, 21 discos de platino y más de 85 semanas como líder de ventas con sus dos trabajos de estudio y directo. Comparado con Alejandro Sanz  (a quien supera, siendo el más vendedor en 2011 y 2012), su propuesta “En acústico” se sitúa séptima en el listado de los CDs más reclamados, donde lleva 95 semanas y del que fue “número uno” durante un largo período como ocurriera con “Tanto”, cuarto tras 47 semanas desde su lanzamiento (ambos muy por encima de la más reciente propuesta del padre de “Corazón Partío”). Políglota y procedente de una familia ilustrada -su bisabuelo fue Marqués de Alborán- coincide con Alejandro en que no es un referente efímero, sino de largo recorrido. Además está nominado de nuevo a la 14 edición de los Grammy Latinos -en los que opta al Mejor Álbum del año, Mejor Grabación y Mejor Álbum Vocal Pop-, y posee ya 21 importantes premios musicales.

A pesar de todo, el cantautor es descrito por sus compañeros como un joven sencillo, con los pies en el suelo, al que a pesar de haber salido de las redes sociales no le gusta el whatsapp (porque, según él, “se entiende todo al revés”) y para el que sus mejores vacaciones son encerrarse en su cuarto con su guitarra. Con tan sólo 24 años, el andaluz se ha convertido en la “estrella” de nuestros días y una de las pocas esperanzas de las discográficas sumidas en una crisis a causa de la piratería. Producto de una campaña milimétricamente planificada o la demostración del poder de internet, lo cierto es que su vertiginosa trayectoria ascendente debería ser estudiada en las grandes escuelas de negocio.