El diseñador gaditano afincado en Sevilla, en etapas anteriores muy ligado al mundo de las misses, ha lanzado este 2024 la colección “Arraigo” como homenaje a todo lo que recuerda a nuestras costumbres y tradiciones y pensando en la idiosincrasia andaluza, con colores neutros que evocan al flamenco de la tierra como el negro, el blanco, el rojo y alguna pincelada en azul. “Todo se inspira en las noches andaluzas, en nuestra cultura y en el típico tópico de España y Andalucía”, comenta el creador hablando de su obra.

-A mucha gente le preocupa si los vestidos de la pasarela, que lucen fantásticas modelos, también les sirven a las mujeres “reales”…

-Pues esta temporada en concreto la colección está pensada para todo tipo de cuerpos. Claro que al tener la oportunidad de trabajar a medida luego vienen las correcciones y los cambios respecto a lo que se ha presentado.

-¿En qué momento está la moda flamenca? Pasamos de una explosión a casi hundirse en la pandemia a una nueva locura…

-Ten en cuenta que mi primer SIMOF fue en 2022, después de la pandemia con lo que para mí todo fue bueno, aunque fuera poco. Es cierto que tras el COVID se vivió un instante en el que se pedían trajes de dos en dos y luego se pasó a algo más moderado. Ahora mismo creo que aún no hay consciencia de que la Feria viene antes… Eso sin olvidar que existe muchísima competencia, desde el atelier, que sería lo máximo, las tiendas multimarca, la costurera de tu barrio… Para la clienta es estupendo pero para el diseñador no tanto.

-¿Pero el público sabe diferenciar calidades?

-Sí, muchas personas valoran lo que es bueno aunque eso no signifique que haya quien, mejor o peor, copie. Es como las falsificaciones… Hay a quien no les gustan por el hecho de no ser piezas originales y hay a quien sí…

-¿Qué piensas que tiene Pablo Lanzarote como profesional que no tengan otros?

-Hoy día en moda flamenca está todo inventado con lo que diferenciarnos va más en función del estilo de estampados y colores. El traje de flamenca como tal, como silueta, es lo que es y no hay más. Las mujeres quieren verse favorecidas, pero también cómodas y supongo que mi diferencia es saber realzar las virtudes de cada clienta.

-¿Los trajes altamente sofisticados se venden?

-No… (Piensa). De pronto viene alguien que se encapricha de eso pero por norma no. Los diseñadores cuando empezamos nos empeñamos en hacer una moda para separarnos del resto con ese punto distinto pero, aunque siempre busques algo nuevo, lo que termina vendiéndose es lo clásico: un rojo, un lunar…

-Casi todo vuestro esfuerzo se hace pensando en la Feria de abril pero hay más ferias y fiestas, ¿no?

-Hombre, es el pistoletazo oficial, la primera feria grande ante la que parece que no llegamos a tiempo. Luego empieza a fluir todo y vienen después las ferias de Jerez, de Córdoba, la romería en mi caso de Dos Hermanas… Al final se me termina prolongando la temporada flamenca más allá de octubre.

-¿Y el resto de moda de Pablo Lanzarote?

-Sigue adelante. Estoy con una colección cápsula de invitada-novias y el año se presenta bastante bien.

-¿Las misses quedaron atrás?

-Sí (risas). Si alguna me llama para que le haga algún vestido para un concurso se lo haría como a otra clienta lo que pasa es que con los años vas buscando otros caminos y ese mundo forma parte de un período mío anterior.