“Unikornio. Once millones de versos después de ti” es la nueva propuesta de Pablo López que, de nuevo, vuelve a sorprendernos con la música del que sin duda es uno de los grandes artistas del momento.
Por Ricardo Castillejo
A sus 36 años ha conseguido tocar las más altas cimas de la música de nuestro país. Pablo López es un artista respetado, admirado y seguido como intérprete, pero también como “coach” de “La voz”, faceta que le ha reportado mucha más popularidad a este malagueño de inconmensurable talento. Responsable de títulos como “El mundo”, “El patio” o “Lo saben mis zapatos”, Pablo vuelve a aventurarse en la industria con “Unikornio. Once millones de versos después de ti”, un antes y un después que nos permite acercarnos a este Piscis de profunda y misteriosa personalidad.
-Pablo, nuevo disco, nuevas emociones y nuevos miedos también, ¿no?
-Sí. Emociones nuevas dentro de una forma de vida aceptada, igual que los miedos. Me he instalado una aplicación para afrontarlos y lograr tenerlos sin que eso se convierta en una tormenta.
-¿Cuál es tu mayor temor?
-(Piensa) Estar expuesto a mi sobresensibilidad. Me da mucho miedo que me rompan el corazón. Fíjate que esto puede parecer edulcorado, pero no encuentro otra forma de decirlo.
-Eres una persona, y un artista, que transmite muchas cosas, a veces muy contrastadas… Puedes expresar mucha rabia y mucho dolor, pero también mucha sensibilidad…
-He aprendido a vivir con dolor y, musicalmente, puedo ser muy irónico a nivel armónico. Son temas en tonos mayores en los que digo barbaridades, pero también son un bálsamo. El equilibrio es la única forma de sobrevivir. En ocasiones te planteas el delirio y en otras eres clarividente y te sientes gigante. Solo necesitas la fortaleza para afrontarlo.
-¿Por qué a los músicos os cuesta tanto hablar de vosotros y no desnudaros en vuestras canciones?
-(Risas) Es abrumador lo que dices y solo puedo suscribirlo. No tengo la más mínima idea de por qué de esa patología que te lleva a no contarle a tu madre si estuviste en el riesgo de abandonarte y sí a un público entre el que también se encuentra ella.
“No tengo que cruzarme de acera cuando me encuentro a las personas con las que he compartido el alma y la pasión”
-La tuya es una carrera en ascenso, pero en la que, en cada peldaño, te lo pones más difícil…
-¿Qué es subir y bajar? La suerte de haber empezado en esto tan tarde es que me he dado cuenta de que, cuando más supuestamente subí, más abajo me sentí personalmente.
-¿Te consideras poeta?
-La poesía es un género que en ocasiones me parece pretencioso. Me llevo mejor con los poetas que con su obra. Mejor con Gala que con su novela o mejor con García Lorca que con lo que leo suyo. En todo caso me podrías dar el calificativo de “poeta trasnochado”…
-Cuando hablas del amor dejas un sabor agridulce… ¿No has conocido el amor romántico?
-Sí que sí, lo he conocido al cien por cien. He sido muy pudoroso y es una asignatura pendiente porque he disfrazado amores rosas de cierta transgresión, por protegerme o por miedo a hablar de mi manera de enamorarme. Soy peligrosamente fácil de convencer. Mucho más “enamorable” de lo que cualquiera pueda pensar. Estoy reconciliándome con muchos de mis acordes y no me arrepiento de ellos. Básicamente soy un niño tímido al que le ha costado decir: “Estoy absolutamente enamorado de ti”.
-Das la sensación de llevar dentro un universo complejo…
-Sería osado responder yo a eso. He optado por contemplarlo desde un prisma más honesto. No tengo que cruzarme de acera cuando me encuentro a las personas con las que he compartido el alma y la pasión. Es la única referencia que te puedo dar, aunque puede ser que sea un coñazo. No lo sé…
“A quienes me siguen, mi vida privada les interesa cero. Eso me reconforta mucho, ya que me parece de una normalidad aplastante”
-El otro día me comentaba Rozalén que no cree que en el amor sea como nos lo han contado…
-Las nuevas generaciones somos iguales a las anteriores en este sentido. Es el gran enigma, junto a la música, de la vida. Nadie puede explicar lo que sucede entre dos personas. ¡Cuánto se ha empleado en intentar definir algo que los dos protagonistas saben a la perfección lo que es! Es física cuántica…
-De un tiempo a esta parte tienes amigos como Alejandro Sanz, Antonio Orozco… Sales en televisión, te ha perseguido la prensa del corazón… ¿Era lo que buscabas?
-Es que mi vida no ha cambiado en absoluto. En lo que a celebridad respecta soy un personaje de un perfil bajísimo. A quienes me siguen, mi vida privada les interesa cero. Eso me reconforta mucho, ya que me parece de una normalidad aplastante. Cuando vienen al camerino solo se interesan por lo que hago, no en quién está a mi lado.
-¿Qué sientes cuando sales a escenarios multitudinarios o al ser consciente de que tus canciones marcan la vida de otros?
-(Piensa) Siento. Puede parecer un tópico, pero da mucho vértigo la sensación de que mis temas pertenecen a los demás tanto o más que a mí. Es algo que todavía no he conseguido asimilar. Todo sigue siendo un enigma. Una canción siempre será más importante que yo.