Pasión Vega vuelve al mercado discográfico tras ser mamá y lo hace homenajeando a una figura tan definitiva para la copla actual como el granadino Carlos Cano
“Pasión por Cano” es el título del nuevo álbum de esta cantante malagueña afincada en Cádiz que, desde hace poquito tiempo, es también madre de una niña, Alma, sobre la que se le llena la boca hablando. Y es que, tras la maternidad, Pasión Vega se considera una mujer diferente, con una escala de valores en la que lo primero es su hija. Así, de “tú a tú” conversamos con esta artista de voz privilegiada que, en esta aventura discográfica, cuenta con colaboraciones de lujo como la de la gran María Dolores Pradera o el autor Martínez Ares, responsable de primeros éxitos suyos como “María se bebe las calles”.
-¿Es un regreso más flamenco, tal vez, que en producciones anteriores?
-No, lo que pasa es que el “single” es una canción que, por la letra tan bella que tiene, me apetecía hacerla más sureña. El resto del disco es más abierto.
-¿Por qué Carlos Cano?
-Porque ha sido un compositor muy importante, que me ha marcado con su música y que ha sido un referente. Surgió la idea y me parece un acierto haberla llevado a cabo.
-¿Lo conoció?
-Me lo crucé pero no lo conocí. Coincidimos en una Feria de Málaga, en una peña, donde me invitaron a cantar. Él estaba concediendo una entrevista en ese mismo lugar pero, al terminar, se marchó. No llegó a escucharme pero casi mejor. Estaba muy verde (risas).
-Ha coincidido este trabajo con su maternidad. ¿Se nota la voz cambiada?
-Hombre, no sé si la voz. Lo que sí estoy más sensible. Durante el embarazo no paraba de cantar. Es una experiencia muy fuerte tras la que relativizas todo y eso se nota a la hora de subirte a un escenario.
-Hábleme de Alma…
-Pues tiene ocho meses y es buenísima. Me estoy sorprendiendo mucho. Pensaba que iba a ser más histérica en todos los sentidos, pero no (risas). La llevo conmigo a conciertos, si puedo, porque me da mucha paz.
-Y ahí se conoce el amor con mayúsculas, ¿verdad?
-Cierto. No esperas nada y das amor a borbotones. Te despiertas con la sonrisa puesta porque es una entrega incondicional, un sentimiento que te transforma. Ves que lo esencial de la vida es que tu hija crezca con salud, cuidar de tu familia, no invertir ni un minuto en lamentarte (porque ni te da tiempo, ni te lo puedes permitir).
-En lo profesional ha iniciado una nueva etapa cambiando de compañía…
-Es un momento de ilusión, dulce. Tengo la sensación de estar empezando de nuevo.
-Porque, ¿ha logrado lo que esperaba?
-Nunca soñé con conseguir tanto. Cuando empecé a cantar pensé que sería una afición, que se trataba de un mundo muy complicado. Es un milagro que la gente te siga y vaya a tus conciertos y todo esto ha superado mis expectativas.
-¿Más suerte que dedicación, al contrario o una mezcla?
-Ha habido un equilibrio. Nada se logra por nada. Cualquier éxito, en cualquier parcela, necesita mucho esfuerzo, dedicación y pasión. Luego, si tienes un talento que ofrecer y lo descubres (y todos lo tenemos) y lo sabes ampliar y mejorar, es lo ideal. Me he rodeado de grandes profesionales a los que siempre estaré muy agradecida.
-¿En el amor también se considera triunfadora?
-Yo creo que sí aunque el amor hay que saber cuidarlo, regarlo todos los días y saber estar atentos a las señales que te da la vida. Al principio una persona puede deslumbrarte y seguir ahí sin tener claras sus cualidades. No debes conformarte con el “flechazo”. Es mejor veinte días de llanto que veinte años de sufrimiento.
-¿Cómo fue con su pareja?
-Surgió natural. Éramos amigos de años atrás, cada uno tenía su camino hecho… hasta que decidimos unirlos.
-No puedo dejar de preguntarle por la que ha sido su compañera en “Azabache”, Pastora Soler, retirada por “miedo escénico”…
-La quiero muchísimo porque es una persona buena y una artista de los pies a la cabeza. Se va a recuperar muy pronto. Todas pasamos situaciones difíciles en las que no te encuentras a gusto del todo cuando tienes que actuar. Hay problemas, desestabilización emocional… A pesar de eso, y aunque no haya estado yo plena, a mí la música me ha ayudado mucho a relajarme. Mi máxima intención es ser feliz y disfrutar sobre el escenario.
-Concha Piquer se retiró porque le falló la voz… ¿Usted lo haría?
-Sin duda. Si las facultades mermaran, o la salud no me lo permitiera, lo haría. Pero es bonito envejecer y aceptar el paso del tiempo. Yo soy mi mayor enemiga en cuanto a la autocrítica. Siempre quieres estar bien por respeto al público pero eso no significa que no te pongas nerviosa. No somos máquinas y en la garganta llevamos nuestro instrumento.
-Ahí está María Dolores Pradera como referente…
-Ha colaborado conmigo en “Aires de cuna”. Cuida mucho sus apariciones pero conserva esa voz maravillosa. Es pura sabiduría y pura elegancia. Cuando entró en el estudio pensé que era como si hubiera entrado un ángel.
