La cantante estrena hoy en el Maestranza “Dos pianos con Pasión”, espectáculo junto al Dúo del Valle en el que demostrará, más allá de la música, sus dotes como actriz
Ricardo Castillejo
Está como “una niña con zapatos nuevos” ante el estreno, hoy sábado, de un nuevo espectáculo, “Dos pianos con Pasión”, en el que no solo cantará sino donde también dará vida a poemas y textos creados a propósito para ella y Víctor y Luis, los hermanos que forman el Dúo del Valle. Un trío bien avenido que, desde Falla a Discépolo, desde Lorca a Agustín Lara, desgranarán ese buen hacer que, solo con Pasión Vega en el cartel, ya es garantía de éxito. Acostumbrada a ser recibida en Sevilla con mucho cariño, esta malagueña residente en Cádiz también disfruta de la felicidad sentimental pensando en, pronto, ser mamá y, aparte, en una gira con este montaje que, la semana que viene, le llevará a Granada y Roquetas dentro del que se prevé un largo periplo de representaciones.
-Cuéntenos un poco más de esta puesta en escena…
-Pues es todo un reto sobre el que llevamos trabajando desde hace dos años. Nos conocíamos, vimos el repertorio y, por fin, estrenamos. Nos da mucho orgullo que sea en el teatro Maestranza y la intención es rescatar clásicos populares de aquí y de otros lugares del mundo con nuestro espíritu de gente joven y divertida (risas). Víctor y Luis vienen de lo clásico y han tenido que transformarse…
-¿Irá vestida de Antonio García?
-Claro. Me encanta y me siento a gusto con él. Le admiro mucho y me agrada cómo me ve. Es un estilo sensual, moderno, elegante…
-Últimamente el nombre de este diseñador aparece en muchas bodas… ¿No se decide a dar el paso?
-(Risas) De momento no. Estoy muy enamorada y muy a gusto con mi pareja pero no necesito más. ¡Voy a romper con todos los clichés! (risas).
-¿De mamá sí se ve?
-Sí, eso sí. En un futuro si Dios quiere. Tengo cinco sobrinos y me apasionan los niños con lo que, prontito, desarrollaré esa faceta. Tampoco puedo esperar mucho porque tú sabes que las mujeres tenemos nuestros ciclos…
-Volvamos a lo laboral porque acaba de terminar “Azabache”… ¿Qué tal la experiencia?
-Maravillosa, inolvidable. En lo personal, igual. Me llevo el cariño de la compañía y el equipo y espero volver a repetir en unos años. Han sido más de treinta conciertos y a mí me ha sabido a poco.
-Defíname de forma breve a Pastora Soler…
-Fuerza, una voz importante.
-¿Diana Navarro?
-Sutileza y espectacularidad vocal.
-Manuel Lombo…
-Clase, elegancia y “flamencura” (risas).
-¿Piensa dejar, como algunas compañeras, la copla?
-No. Siempre tiene que estar en paralelo. Lo que sí es entendible que queramos tocar otros estilos pero no dejarla. De hecho, en este espectáculo la llevamos.
-¿Entiende el amor de la forma desgarrada de las coplas?
-Prefiero mejor el amor positivo (risas). Lo que pasa es que todos hemos pasado alguna experiencia por ese otro que te hace mal o esos en los que te ofuscas aun sabiendo que no vas a ningún lado con ellos. A veces no te saben querer o tú no sabes querer pero hay que descubrir el amor que te hace bien. El problema es que sobre el corazón, aunque te lleve a un camino que no es el correcto, no se manda.
-¿Y cómo se sale de eso?
-Yo pienso cómo era antes de esa persona, intento sentirme así y rodearme de gente que te quiera. El otro día leí algo que me he quedado: “A un hombre hay que llorarlo tres días. Luego te pones los tacones… ¡y a salir a la calle!” (risas).
-Por cierto, ¿y de las redes sociales qué me cuenta? ¿Las uso?
-Lo que puedo (risas). Necesitan tiempo y yo no tengo mucho pero sé que a tus seguidores les gusta saber qué estás haciendo. La verdad es que no soy una gran “twittera” (risas).