La artista vuelve a vestirse de flamenca para nuestra revista en un año en el que, profesionalmente, tiene los ojos puestos en una gira que le traerá a Sevilla el 24 de junio, cuando está previsto ofrezca su esperado concierto en el Auditorio Rocío Jurado.

Sus hijas, Estrella y Vega, son su mayor ilusión en la vida. Junto a su marido, Francis Viñolo, su madre, Pilar, y, en general, un círculo personal en el que ha encontrado el triunfo igual que sobre los escenarios, donde está considerada “la voz de España”. Con el tema “Que hablen de mí” como adelanto del que será su próximo disco, Pastora Soler aguarda con impaciencia una gira que comienza en mayo y en la que no faltará su concierto en el Auditorio Rocío Jurado de Sevilla. Mientras, ha encontrado tiempo para posar para “Sevilla Magazine” con esos trajes de gitana que, desde el más sofisticado al más flamenco, ofrecen una ilimitada variedad para todo tipo de mujeres y de momentos.

-¿Cuál es el tipo de moda flamenca por la que te sueles decantar?

-Depende porque, como hay tantas posibilidades… Puedes cambiar para el mediodía o para la noche o incluso adaptarla al escenario, donde yo uso bastantes modelos que hacen muchos guiños a lo nuestro.

-Entiendo que, siendo madre, la Feria de Abril la vivirás de otra manera…

-Es que desde que Vega nació no se ha celebrado y con Estrella nunca he ido a la de Sevilla, a la que, de momento, no me planteo llevarlas ya que para mí es un momento de muchos compromisos y mucho jaleo. Otra cosa es una salida del Rocío o las ferias de los pueblos, como la de Coria o Puebla, para las que ya les tengo sus trajecitos preparados…

-Compaginas esa maternidad con experiencias como la de ser jurado en “Tierra de talentos”, donde valoras nuevas figuras que ven en ti un espejo donde mirarse… ¿Qué provoca eso a alguien, como tú, que también ha tenido ídolos muy presentes en el camino?

-Eso es uno de los regalos más bonitos de esta profesión. Soy consciente que acompaño a mucha gente, cantando y contando historias pero, ser referente para esos artistas que empiezan, es muy bonito y yo, desde la madurez y la experiencia, intento darles los mejores consejos, como que se preparen lo mejor posible. Además, en concreto con los niños empatizo mucho porque me recuerdan un poco a mí y hasta alimentan mi propia ilusión para seguir… Empecé en esto sin mucha pretensión, sin pensar que quería ser famosa o no sino simplemente por vocación, como forma de comunicación.

-Y, a pesar de tu estatus, sigues estudiando y preparándote…

-Es que creo que, pensar que ya no tienes que hacerlo, es el principio del fin. Hay que estar continuamente exigiéndote, creciendo, descubriéndote a ti misma y dando pasos adelante. Si no es un aburrimiento (risas).

-Está muy de moda la figura de Rocío Jurado y de ti siempre se ha dicho que, si hay alguien que pudiera ocupar su lugar, eres tú…

-Ella era única e irrepetible y eso es imposible. Ha sido y sigue siendo el referente de varias generaciones y, aunque no esté aquí, su sitio continúa con cada vez más fuerza. Sea como sea, que me encuentren similar en algo a ella es un honor puesto que, aunque haya escuchado a muchas como Juanita Reina, es la intérprete que más me ha marcado. Fue precursora en mezclar sonidos, en arriesgarse vistiendo y hasta en ser una mujer lazando mensajes que, en su momento, eran difíciles de entender.

-Efectivamente, fue un símbolo para el feminismo… ¿Cómo te llevas tú con esta cuestión?

-Pertenezco a una generación de madres trabajadoras en la que aún hay mucho por luchar y mucho por recorrer. Tampoco creo que sea necesario tener una pancarta o radicalizar nada, pero sí avanzar por quienes vienen detrás, como mis dos niñas.

-¿Llevarías bien que una, o las dos, quisieran seguir tus pasos?

-Hombre, a mí me encantaría que se dedicaran a otra cosa. No por nada, porque yo he sido muy feliz con mi trabajo, pero sí para que tuvieran una estabilidad. Aquí estás conectada las veinticuatro horas del día y pierdes muchas vivencias, aunque sea algo maravilloso.

-Lo que sí es cierto es que, en tu faceta personal, también has encontrado el éxito…

-Es que desde pequeña ha sido algo fundamental. Siempre he luchado mucho para no perderme ninguna etapa de la vida. En mi juventud, por ejemplo, sabía que tenía que salir y entrar, al igual que, en la madurez, me planteé esa maternidad a la que llegué gracias a ese parón que me hizo reflexionar sobre muchos temas. Evidentemente, tener una pareja que me da estabilidad y me ayuda a ordenar todo es otro apoyo, pero tenía claro que quería ser madre y, además, que esa hija tuviera una hermana. Eso sí, no es lo mismo una que dos, lo que ha complicado todo sin que eso suponga que reniegue o me arrepiente de la experiencia.

-Ya que lo mencionas, ¿qué ha supuesto para ti Francis, tu marido, como compañero?

-Mucha estabilidad y seguridad. Hemos pasado muchos instantes difíciles, como todas las parejas, y él no solo no me ha fallado, sino que ha sabido darme mi libertad y mi espacio. Que pertenezca a este mismo mundo ayuda a que se convierta en una mezcla perfecta.

-Por cierto, tienes en el Auditorio Rocío Jurado, el 24 de junio, una fecha que esperas con impaciencia…

-Se lo debía a mi tierra, por haber tenido que suspender en la anterior cita, pero no quería estar mareando con las circunstancias complicadas que hemos pasado. Para mí es una responsabilidad grande aunque, desde el concierto en el que me desmayé, intento aliviarme de peso cuando vengo a mi ciudad. Me sucedió en casa y se mezclaron un montón de emociones, como la de ser la primera ocasión en la que pisaba aquí un espacio tan grande como FIBES, aunque, desde entonces, me lo tomo de otra manera. A veces nosotros mismos nos echamos encima cargas como la de que necesitamos llevar según qué colaboraciones, o montar un determinado tipo de espectáculo, pero es más sencillo. Se trata, simplemente, de disfrutar y hacer disfrutar.