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En pocos meses volverá a dar a luz otra niña junto a la que ha querido sumergirse, a esa hora mágica del atardecer, en su amada playa de Matalascañas. Allí, acariciandose su desnudez, hemos encontrado -coincidiendo con el lanzamiento de su disco, “Sentir”- la esencia más pura de Pastora Soler.

Ricardo Castillejo

Fotografías: Juanjo Moreno

Pastora Soler es una inconmensurable figura de nuestra música. Y un maravilloso ser humano. Y una generosa hija y esposa. Pero Pastora Soler es, y se siente, por encima de lo demás, una madre. De Estrella, primero, y de un nuevo retoño que está por llegar y en cuya gestación ha realizado la grabación de su disco, “Sentir”, y sesiones fotográficas como ésta. Desnuda, en el atardecer de la playa, la intérprete sevillana se muestra como nunca antes la habíamos visto en una plenitud vital bajo la que, después de una ya extensa y fructífera carrera, disfruta intensamente de todo lo bueno -que es mucho-, que le está pasando.

-Después de tanto recorrido, ¿lanzar un nuevo álbum es algo que entra dentro de la rutina?

-Para nada. Cada vez pones más carne en el asador y, como están los tiempos, es como una nueva oportunidad. Incluso, después de mi etapa de parón, todo esto lo vivo con una ilusión renovada. Me voy involucrando más en cada proyecto, en la producción, en las sesiones de fotos… Empezamos a seleccionar temas en enero y llevo dos míos (había preparado otros dos, pero yo soy para eso muy sensata y, para mi gusto, no estaban a la altura). Al resto les he dado mi sonido, algo que te da el tiempo y que provoca que el resultado sea más tuyo.

-¿Tienes olfato para saber si algo va a ser éxito?

-No sé si lo tengo o no para eso, pero sí soy consciente de si a mí me va a funcionar y va a conectar con mi público. Yo sé lo que la gente quiere de mí. Conozco mucho a mi público, las historias que quieren, lo que esperan en mi voz. Lo demás es muy relativo y depende de muchos factores.

-Ya que lo mencionas, ¿qué piensas que se espera de ti?

-Baladas, pop, argumentos desgarradores… No podría innovar, por aburrimiento, y de pronto hacer reggaetón. Defraudaría a mis seguidores, que buscan emocionarse con mi forma de interpretar. Lo tengo muy claro.

-En nuestro país existen cuatro o cinco referentes como solistas femeninas -Mónica Naranjo, Malú, Marta Sánchez…- entre los que estás tú… ¿Lo vives como una responsabilidad añadida?

-Por un lado, esa coletilla de “una de las voces de España” es una responsabilidad, claro. La voz hay que cuidarla mucho, tiene que estar perfecta y en los conciertos debes darlo todo. Por otro lado, prefiero quedarme con lo bonito que es eso, ser un referente, hacerte un hueco en un estilo, tener un sitio. Eso es muy complicado y me llena de orgullo.

-¿Perder la voz podría ser tu mayor miedo?

-Antes sí, era algo para mí terrorífico. Pero desde que estuve retirada aprendí a hacerme amiga hasta de mis mayores temores. Mi voz es todo. Soy compositora, pero aprendes a que se van cumpliendo años y eso no es eterno. No es el pulso de todo.

-Sí que la música ha ido poniéndose más difícil por instantes…

-Y muchos se quedan en el camino.

-¿Te verías haciendo un programa como el de Mónica Naranjo, de sexo, o participando en “Supervivientes”, como Isabel Pantoja?

-Ahora mismo, no. Nunca se saben las vueltas de la vida y las circunstancias que pueden presentarse, por lo que jamás puedes renegar de nada, pero no estaría cómoda. Soy muy pudorosa para muchas cuestiones e intentaré, mientras pueda, no salirme de lo mío. En la isla te digo que ni por todo el oro del mundo (risas)… Y hablando de sexo, siendo tan reservada como soy, tampoco. No sé… Algo relacionado con lo mío, tal vez. Es más, he hecho pinitos como presentadora, pero dentro de mi rol.

-Vuelves con “Aunque me cueste la vida”, que es un mensaje de empoderamiento y de respetarse a sí mismo. ¿Te has encontrado en una circunstancia similar a la que relatas en esa letra?

-Afortunadamente, no. Y menos en cuestión de pareja. Lo mismo en trabajo sí que he tenido que parar en algún instante, porque siempre he sido muy ingenua. Sí que tengo alrededor muchas amigas, en separaciones y rupturas, donde se aguanta demasiado. Es mejor estar sola que, por tener a alguien, sufrir. Suele suceder con frecuencia.

-¿Qué te haría replantearte tu matrimonio? ¿Cuál es el límite?

-Que no me dejaran ser yo, que me cortaran las alas. Y no es algo de hombre o de mujer. Es no dejarte realizar. Por suerte mi marido no es así… Aparte, las mujeres estamos pasando una etapa de muchas reivindicaciones por la igualdad, por estar bien. Al final, el secreto en una pareja pasa por no dejar nunca de ser uno mismo y que no te pongan trabas.

-Francis ha supuesto mucho para ti como persona y artista, ¿verdad?

-Sí. Este año hacemos diez de casados y, gracias a Dios, viene un hijo nuevo como señal de que todo va bien (si no, no te pones a buscarlo). Es una profesión complicada, pasamos mucho separados y tener confianza el uno en el otro es lo principal. Tenemos compresión, compañerismo y nunca hemos tenido nada extraño -tipo celos o algo así- entre nosotros. Esto no lo podría soportar. Tengo su apoyo completo como persona y, a nivel profesional, ni te cuento. Hasta tenemos que parar en ocasiones porque no paramos de comentar proyectos y opciones. Es mi mejor consejero y mi mayor apoyo artístico y humano.

-Es que tu familia general, en el sentido amplio, es esencial para ti…

-Por supuesto. Desde pequeña me han apoyado, pero es una familia muy normal. No es una familia de artistas y eso te da mucho equilibrio. Mi hermano mayor tiene un grupo y toca la guitarra y todos estamos relacionados con esto, pero no estamos todo el rato con el “artisteo” en la boca.

-¿Te gustaría que tu niña siguiera tus pasos? ¿Le interesa?

-Es muy pronto aún… Sí que tiene oído y le encanta bailar, pero yo no la voy a empujar ni a decir que dé clases de esto o aquello para irla influenciando a eso. Si se puede ir a otro campo, mejor. Sea como sea, lo contempla de manera muy natural, pues es algo que ha tenido cerca desde que nació. Incluso te diría que piensa que todas las madres son cantantes… (risas). Lo mismo cuando crezca empieza a interesarse…

-¿Qué le parece lo de tener una hermana?

-Está loca de contenta. Imagina que fue ella la que convenció al padre, que no quería. Y además quería una hermana, no un hermano… Supongo que cuando nazca el bebé cambia un poco (risas)…

-¿Y para ti el hecho de volver a ser madre?

-Estoy muy contenta, tenía ganas. Lo primero por Estrella. A medida que ha ido creciendo, más he querido que no esté sola, aunque volver a los pañales -y a lo que suponen los primeros meses de maternidad-, es muy duro, y más compaginándolo con la actividad diaria. Viene una época difícil, pero me puede la satisfacción. Ten en cuenta que con mi niña fue distinto porque estaba sin hacer nada, solo concentrada en el embarazo suyo, mientras que en este caso he hecho conciertos, he grabado, he realizado las fotos… Será un recuerdo que permanezca ahí, por siempre.

-“Sentir” es el título del disco… ¿Cómo explicarías, con palabras, el sentimiento de ser mamá?

-¡Uf! Plenitud, equilibrio, madurez, prioridades… Son muchas las palabras que me vienen a la cabeza, aunque me quedo con plenitud.

-¿Sientes, el resto de cosas, de forma diferente en la actualidad a lo que sentías hace veinte años?

-Claro que sí. Entonces era una niña. Y las prioridades, cambian, aunque la ilusión sigue intacta. El aprendizaje, más en esta última etapa, me ha hecho sentirlo todo diferente. Hay otro motor, más allá de lo profesional, que es lo que hace moverlo todo.