El actor compagina el cine, la televisión y el teatro, medio en el que representa, con enorme éxito en España, “El Eunuco” función que, el próximo viernes, estará en el Teatro Villamarta de Jerez
Es un apasionado de su profesión hasta tal punto que no le importa, como hace en la actualidad, compaginar tres proyectos a la vez. A saber, “Amar no es para siempre”, serie de Antena 3; “Mi gran noche”, la película de Alex de la Iglesia que ha devuelto a Raphael al “séptimo arte”; y “El Eunuco”, obra de Terencio en la que, entre otros, comparte cartel con Anabel Alonso y Alejo Sauras. Un texto que estrenó en el pasado Festival de Mérida y con el que ha obtenido el éxito de la crítica y del público gracias a un esfuerzo común del que Pepón Nieto nos habla en una entrevista en la que se desvela como un profesional comprometido con su actividad y con sus compañeros. Muy conocido por haber pertenecido al elenco de televisivos títulos como “Periodistas”, “7 vidas” o, sobre todo, “Los hombres de Paco”, el malagueño disfruta, a sus 48 años, de un momento pleno en el que la vida, en lo laboral al menos, no deja de sonreírle.
-Estará contento con los resultados de “El Eunuco”, ¿verdad? Desde el estreno no han parado de arrasar por donde han ido pasando…
-La verdad es que sí. Uno intenta hacerlo lo mejor posible pero eso no significa nada. En este caso tenemos la sensación de haber acertado en la diana. Lo estamos disfrutando mucho. La calidad de la versión ha sido fundamental y, a partir de ahí, todo ha ido sumando: las canciones, el baile, el vestuario, las interpretaciones…
-Además tengo entendido que es productor de este montaje, ¿no?
-Bueno, el director, Anabel Alonso y yo junto al Festival de Mérida (sin él no podríamos haber emprendido nada). Hay música, coreografías… A veces vas a teatro lleno y, entre el 21 por ciento de IVA, el 10 por ciento de autores, el porcentaje del empresario, la sala… no has ganado un duro. Sea como sea, es gratificante comprobar que funciona como lo está haciendo. En Mérida batió récord de asistencia en sesenta años y nosotros pensábamos hacer algunas funciones más pero tenemos cerrado hasta enero de 2016. A los programadores les ha encantado y, como compañía, tenemos un “buen rollo” y un “feeling” tremendo. Queríamos pasárnoslo bien y todo el mundo, al proponerle participar, fue diciendo que sí.
-¿Cuál es la moraleja del texto?
-No tiene. Las comedias grecolatinas, a diferencia de las tragedias, son un pretexto para hacer una fiesta. El mensaje es que el amor nos hace libre, que es lo más importante. Eso no ha cambiado. Nos hace creernos los más guapos, los mejores y tirar para adelante. Se habla del amor heterosexual, homosexual, materno-filial…
-¿Cómo es Anabel Alonso? Estará riéndose todo el rato a su lado, ¿verdad?
-Es muy amable. La quiero mucho… Nos conocíamos como amigos y quisimos trabajar juntos hace años en un proyecto que nos encantó. Tenemos la misma manera de entender la comedia y el espectáculo, para el que está especialmente dotada. Es muy graciosa pero, claro, ninguno somos los personajes que representamos. Ella es divertida, rápida como un demonio y ocurrente.
-¿Y Alejo Sauras?
-Otro actor al que conozco hace bastante. Es imposible pelearte con él, te cuida, es extremadamente sentible a la hora de trabajar.
-¿La “tele” es un medio que puede llegar a limitarles en lo profesional?
-No, todo lo contrario. Te hace popular y es un reclamo para que, por ejemplo, la gente vaya al teatro. Si ves a tres personas conocidas en un cartel, te planteas ir. Aún así también es un arma de doble filo porque lo mismo no gustas en directo y se pueden llevar un chasco…
-¿Es fácil alternar, como acaba de hacer, tres medios y, por tanto, tres roles distintos?
-Fácil no es pero es más difícil estar parado o que algo no funcione. La serie, en este caso, colabora dejándonos los fines de semana libres.
-¿No se lleva los papeles a casa?
-Nunca. Me los quito enseguida por salud mental. No es bueno. Cada uno tiene su espacio. En el escenario es una cosa, en la televisión otra y, en la película, igual.
-Por cierto, hábleme algo de “Mi gran noche”, uno de los proyectos cinematográficos que más expectación está despertando en los últimos tiempos…
-Estoy contento. Hemos terminado de rodar y la verdad que tiene otro ritmo. En escena llevas tú las riendas pero en el cine y en la “tele” existe un proceso posterior que nunca depende de ti. Alex es como un niño grande pero un “niño genio”. Nunca se para con él.
-¿Y Raphael? ¿Cuáles son sus impresiones de un grande como él? (que, además, es uno de los grandes atractivos de este trabajo)
-Encantador. Ha sido toda una sorpresa. Es una “estrella” a nivel mundial. Un compañero sin ningún tipo de cosas raras pero que da al rodaje el aliciente de su regreso a la “gran pantalla”. Estoy feliz de haber coincidido con él y con otras como Terele Pávez, que hace de mi madre.
