Tres días, 23, 24 y 25 de octubre, son los que pasará Raphael en el Auditorio de FIBES repasando los éxitos más importantes de su trayectoria en la gira “De amor & desamor” con la que regresa a una ciudad, Sevilla, donde siempre es recibido con los brazos abiertos
Está a punto de cumplir nada más y nada menos que 55 años sobre los escenarios. Toda una vida consagrado al mundo del espectáculo siendo “número 1” tanto en ventas como a la hora de congregar público en giras siempre tan exitosas como la actual, “De amor & desamor”. Una nueva oportunidad para disfrutar del arte de este jienense universal que cuenta en su trayectoria con un sinfín de exitosos temas tan populares como, por citar solo algunos, “Qué sabe nadie”, “Digan lo que digan”, “En carne viva”, “Escándalo” o el mítico villancico “El tamborilero”. Canciones que han sido revisadas en un recién estrenado nuevo trabajo sinfónico del que Raphael ha querido avanzarnos algo en esta personal entrevista donde el intérprete no olvida a su familia, el otro pilar de una realidad marcada por el triunfo.
-¿Qué es lo que sucede con Raphael y Sevilla? Venga las veces que venga, sus seguidores de aquí siempre responden…
-Es que Sevilla es mucho. Hay muchas ataduras y una conexión muy grande con esta ciudad. Yo la adoro y creo que pasa igual al contrario. Por lo menos quiero creerlo así (risas)…
-Pasa el tiempo y continúa siendo un referente… ¿Cómo valora eso?
-Es muy emocionante. Quizás pueda pensarse que me he acostumbrado pero seguir tan vigente es un milagro, algo importantísimo. El mío ha sido un camino tan mimado, tan hecho a mano, que este resultado es un orgullo. Seguro que puede hacerse todo mejor pero me he volcado y ahí está el fruto.
-¿El aplauso engancha?
-No creo que sea el aplauso. Es el fervor y el cariño. El aplauso se agradece pero lo que de veras te deja “colgado” es la respuesta año tras año, década tras década… Es que lo mío es muy fuerte (risas). Encuentras en los teatros desde el abuelo al nieto…
-Y esas nuevas generaciones… ¿qué comentarios suelen hacerle?
-Los mayores ya no me dicen nada porque conocen mi manera de hacer pero los jóvenes se sorprenden, no se lo esperan y eso me alegra muchísimo. Es como si todos perteneciéramos a la misma generación. Me ha tocado a mí y lo agradezco pero no me preguntes cuál es la fórmula porque la desconozco.
-Lo que pasa es que no puede tener una realidad normal, ¿no? Ni cine, ni ir al supermercado…
-Al supermercado no voy porque no me toca pero al cine, sí. Lo hago de una manera que no se nota. En realidad, tengo la vida de cualquiera pero a deshoras. El 15 de agosto no se me ocurre aparecer por la playa pero sí en otra época en la que está más tranquila. Ahora que voy a Sevilla también doy mis paseos por las calles. No me voy a quitar eso y, si me lo propongo, nadie me reconoce. No hay que ir por ahí haciendo tocar las campanas.
-Una de sus formas de contacto con sus admiradores más “nuevos” son las redes sociales… ¿Maneja personalmente su twitter?
-Sí. Me divierte pero no estoy constantemente ahí. Uso twitter pero no dejo que twitter me use a mí. Si me quitara algo, lo dejaría. Tampoco me cuesta trabajo dar los “buenos días” o las “buenas noches”…
-Pasemos al “leit motiv” de su concierto actual… El amor… ¿Sigue entendiéndose en la actualidad igual que antes?
-Creo que sí. El amor verdadero, sí. El amor es amor y luego están el resto de modas que pueden interesarte más o menos. Y no se trata de estar diciendo de continuo “cuánto te quiero”. Cuando dos personas se quieren mucho, se nota y se nota más en las acciones que en las palabras, que pueden mentir o llevárselas el viento.
-¿Y el desamor?
-Tiene su “chiste”, como bromean en México. Vende más, es más morboso, tiene más fuerza, más gancho.
-¿Es la profesión lo más importante para Raphael?
-Hay dos aspectos por los que me muevo: mi carrera y mi familia. Ponlo en el orden que quieras. En mi trayectoria está el público y en mi familia, mi mujer, mis hijos, mi mundo personal.
-¿Qué encontró en Natalia para mantenerse juntos tantos años? Supongo que habrá mucha admiración entre los dos, ¿verdad?
-Me enamoré de ella y al revés pero es algo que trabajamos todos los días. El amor se gasta y hay que estar sacándole brillo continuamente o se pone mustio. Debes conquistarla, estar brillante… Es todo: lo que haces, cómo lo haces, cómo hablas, cómo te mueves, cómo te ríes… No es que tienes los ojos verdes y ya está porque, de los ojos verdes, no se vive (risas). Es un trabajo constante.
-Ha afirmado que muchas letras que cantaba al principio no las entendió hasta más tarde…
-Claro. Es que eran problemas tremendos para los que no estaba preparado. Con 18 años lo encuentras exagerado pero, más allá de los 40, lo comprendes mucho mejor.
-Dos últimas preguntas… Se está hablando bastante de su regreso al cine, con Álex de la Iglesia, y al teatro musical, con “Jeckyll and Hide”… ¿Van para adelante estos proyectos?
-Los dos. La película no sé cuándo será porque tengo un calendario apretado. Nunca me fui del cine ni, en realidad, me he ido de nada. El que nace artista, muere artista. Cuando me sienta cansado me marcharé de vacaciones largas. No voy a hacer la clásica gira del “adiós” ni me iré para volver. En cuanto al musical, será para octubre de 2015.
-¿Balance de su legado?
-Aún no estoy en época de hacer balances. Me queda mucha tela por cortar…
