El puertorriqueño ofreció el viernes por la noche en el “Festival Starlite” de Marbella el único concierto que ha dado este año en España. Un espectáculo total a través del que demostró que, sobre el escenario, es uno de los mejores y más versátiles artistas de la actualidad
Foto: Esmeralda Alvárez
Todo en el exterior hacía presagiar que sería una gran noche y, sobre todo, una noche única puesto que, quien quisiera ver en directo a Ricky Martin este año en España, solo tendría la oportunidad que brindaba el viernes el Festival Starlite de Marbella (al que también acudirán otros grandes nombres como Tom Jones, Pet Shop Boys, Alejandro Sanz o Gloria Gaynor). Hasta allí se desplazaron rostros muy conocidos que, en el exterior de la cantera donde tendría lugar el concierto, iban animando con su presencia la ya de por sí expectante audiencia. Así, desde Amaury Nolasco, uno de los protagonistas de la serie “Prison Break” –al que se le acercaron muchos admiradores, sorprendidos con el inesperado encuentro, para solicitarle una fotografía de recuerdo-, a Manuel Martos –hijo de Raphael en compañía de su esposa, Amelia Bono-, pasando por Arantxa de Benito, Lorena Bernal o Virginia Troconis, mujer de El Cordobés, no pudieron resistir la tentación de acudir a la llamada del que, posiblemente, es el artista latino masculino más influyente de la actualidad: Ricky Martin.
Con más de siete millones de seguidores en Facebook y más de diez millones en twitter, el puertorriqueño llegó con ganas de darlo todo, tal y como confirmó con sus primeras palabras al público: “Buenas noches y muchas gracias por estar aquí. Voy a dejarme el alma. Vamos a olvidar de todos los problemas del país y existenciales y vamos a ser nosotros mismos. Vamos a volar… Yo estoy dispuesto…”, comentó tras realizar varios temas como “Come with me tonight”, con el que arrancó su puesta en escena a las diez y media en punto (media hora después de la hora inicial prevista). Arropado por ocho músicos y siete bailarines, el artista desplegó un talento para el que no hubo límites durante noventa minutos de reloj durante los que se desarrolló un espectáculo inolvidable en el que, el fantástico sonido y la envolvente iluminación, resultaron el complemento perfecto. 
De blanco (chaqueta, pantalones y camiseta) con guantes negros, Martin se presentó luciendo piel morena y derrochando atractivo y energías ya que, en ningún momento, cesó el ritmo de su entrega. El escenario contaba, a izquierda y derecha, con diversas estructuras (a distinta altura) dispuestas para que el cuerpo de baile pudiera desarrollar, subiendo y bajando, las que resultaron unas perfectas coreografías pensadas expresamente, como casi si de un musical al estilo americano se tratase, para cada canción. Para ello el cambio de vestuario fue continuo y sin tregua y el que es un auténtico ídolo de masas no cesó de ofrecer “looks” que fueron desde el antes mencionado (más urbano) a otros más clásicos con chaqueta, chaleco, camisa y pantalón negro y zapatos de charol para “La vida loca” cambiando enseguida a un conjunto con botas de soldado o, el último, de camiseta sin mangas y botines rojos.
Foto: Esmeralda Alvárez
A sus 42 años, el protagonista de la velada sedujo con su sonrisa y sus gestos de “chico malo” a un aforo que, a medida que fue transcurriendo el “show”, pasó más tiempo de pie que sentado participando en guiños que el ídolo tuvo como cuando tocó el turno de “Por arriba, por abajo”, donde todos se divirtieron con los movimientos de esta popular melodía ante la que es difícil permanecer parado. Y así, entre el inglés y el castellano, fueron sonando títulos como “She bangs”, “A medio vivir”, “Tu recuerdo” o “La bomba”. Eso sin olvidar la parte más melódica para la que se eligieron “It´s alright” (que, según su intérprete, nunca dejará de hacer mientras esté en activo) o “Tu recuerdo”, partituras que ofrecieron otros matices del que sabe construir, gracias a sus dotes actorales, una historia con cada una de sus letras.
En definitiva, un montaje de esos que permanecen por siempre en la memoria y que evidencia mucho esfuerzo, mucha profesionalidad y muchas horas de ensayo ante las que uno solo puede “quitarse el sombrero”. Está claro que, cuando uno se ha convertido en ese icono que es Ricky Martin (con todo lo que eso supone), no es fruto –ni remotamente-, de la casualidad…
Foto: ESMERALDA ÁLVAREZ
