El sevillano Rubén Sánchez es periodista, analista en radio y televisión y portavoz de FACUA. A sus 40 años ha publicado recientemente el libro “Defiéndete de 101 fraudes” donde nos habla, en forma de cuento, de todos los fraudes, engaños y los que intentan vivir a nuestra costa
Mentiras, fraudes, estafas, timos, robos… Muchos sinónimos para señalar a un mismo hecho que se convierte en un nexo común entre todas las épocas de la historia de la humanidad. ¡Lo que ha dado de sí esta cuestión!, ¿verdad? Por eso, Rubén Sánchez, popular por su defensa del consumidor desde FACUA, se ha aventurado en el mundo literario con un texto donde, desde operadoras que intentan darle la vuelta a la oferta inicial que nos plantearon (subiendo el precio primero de la misma, claro), hasta descuentos que no son tales, pasando por muchas situaciones más (hasta 101), el lector tendrá la oportunidad de pasar un rato divertido al tiempo que se informará de lo que, en esos casos, debe (y puede) hacer… o no.
Fotografía: Carlos Cabrera.
-¿Nos defendemos lo suficiente?
-Yo creo que cada vez más porque nos duele más que nunca. Nuestro poder adquisitivo ha bajado considerablemente y ahora un fraude de diez euros nos duele mucho más que antes. Lo que pasa es que la mayoría no sabe hacerlo. La mejor forma es dar difusión, el boca a boca, las redes sociales…
-¿Ante qué fraude estamos más indefensos?
-Ante los gubernamentales. Cuando el gobierno no asume ni cumple su programa electoral, los ciudadanos no podemos hacer nada. Sólo cabe la movilización social. Y eso es el mayor fraude que hay, que nuestros gobiernos plieguen sus intereses a los de las grandes empresas y privaticen la sanidad o hagan recortes en educación.
-¿Cuál es el más típico?
-Ése en el que una empresa trata de impedir que nos demos de baja después de incumplir una oferta. Decimos que sí a todo sin leer la letra pequeña.
-¿El fraude más elaborado?
-Quizás el que se ha dado en los años de la burbuja inmobiliaria, cuando nos han hecho creer que todos podíamos comprar una vivienda y que podíamos ganar mucho dinero con las que ya teníamos. Una espiral que ha terminado en desahucios, grandes dificultades para hacer frente a los pagos… Y de todo esto, el Gobierno ha sido compinche.
-¿En España está más extendida la cultura del timo que en otros países?
-No necesariamente pero sí es cierto que, en épocas de crisis, se controlan las estafas menos que nunca. Es de vergüenza ajena que una multimillonaria como la de las pulseras “Power Balance” haya terminado con una multa de 18 mil euros. Aquí sale muy rentable defraudar. Nuestros políticos no saben o no quieren luchar contra los fraudes. No sólo no están a la altura, sino que los favorecen.
-En un ranking, ¿quiénes son los grandes defraudadores?
-Las telefónicas, los bancos y las compañías eléctricas, en dos sentidos. Por un lado, se ha iniciado un proceso de liberalización con el que, en una década, se ha duplicado nuestra factura de la luz. Gracias a los recortes de este Gobierno hemos llegado a una situación aberrante que no permite saber cuánto vas a pagar por la luz que consumes. Por otra parte, el fraude se da en las altas esferas de poder, donde ex ministros y ex presidentes forman parte de consejos de administración de grandes empresas y viceversa. El actual ministro Luis de Guindos, por ejemplo, era el tercer mejor pagado de una compañía eléctrica…
-Pongámonos filosóficos, ¿estos engaños son inherentes a la condición humana?
-Van a existir siempre porque siempre va a haber personas malas pero también seguirán denunciándolos asociaciones como FACUA.
-A propósito, ¿qué le diría a las voces críticas que cuestionan la utilidad de FACUA?
-En más de tres décadas hemos conseguido hitos como el que las telefónicas dejen de redondear al alza en lugar de cobrar por segundos. Hay sectores interesados en que FACUA deje de existir porque les duele nunca se haya rendido al poder político o a los gobiernos, que no hayamos entrado en el partidismo.
Fotografía: Lydia López
-Su fraude favorito…
-Es aquel en el que una firma reclama 50 euros a un consumidor por una supuesta deuda, amenaza con incluirlo en una lista de morosos y, finalmente, es la empresa la que tiene que indemnizarlo por sus procedimientos y amenazas.
-¿Cuántas veces han conseguido o intentado defraudarle?
-Muchas porque me gusta dejarme. Como periodista, me apasiona investigar cómo se desarrollan las estafas, así que no las corto. Todas las semanas soy “víctima” de una.
