Tras su paso por Eurovisión, la artista prepara el inminente lanzamiento del que será su primer disco, “Planeta azul”, donde desnudará su alma tal y como ha hecho en este reportaje a través del que conocemos a una mujer de carácter pero con un corazón sensible y, a la vez, apasionado
Desde pequeña tenía claro lo que quería: llegar a ser alguien en el mundo del espectáculo. Y así, poco a poco, fue construyendo un presente que partió, hace 30 años, de su nacimiento en la localidad murciana de Las Torres de Cotillas. Posteriormente, con doce añitos marcha a Estados Unidos –por traslado familiar-, donde empieza a dar unos primeros pasos artísticos que le llevan, con 19 años, a fundar una banda de rock. Participante en 2008 de la versión inglesa del concurso “Factor X” (vivió también en Gran Bretaña), no sería hasta 2010 cuando debutara en nuestro país en el programa “Fama, ¡a bailar!”. A partir de entonces lucha con todas sus fuerzas hasta que le llega la gran oportunidad de representarnos en Eurovisión con “Dancing in the rain”, el tema gracias al que quedó en décima posición del certamen y que le ha abierto las puertas de todos nuestros hogares. Poseedora de una increíble fortaleza y tenacidad, Ruth Lorenzo es ya una de las realidades más contundentes del panorama musical actual.
-Cuéntenos cómo van los preparativos de “Planeta azul”…
-Pues es mi primer álbum y queremos sacarlo para finales de octubre. En él habrá de todo un poco: amor, desamor, un tema que se llama “Guerreros” y que me muestra como la revolucionaria que soy, “Planeta azul”, muy positivo… Todas las canciones mandan un mensaje y han sido compuestas por mí.
-Antes de eso un camino especialmente duro, ¿verdad?
-Sí. La vida es una lucha para todo. Y más que eso, una aventura. Cuando estás sumida en un cuento de príncipes y princesas, siempre aparece la adversidad y, para ella, no se nos prepara. Yo he pasado por muchos momentos así tanto en lo personal como en lo laboral. En ocasiones hasta me he cantado a mí misma hasta quedarme dormida. Por eso le debo tanto a mi profesión. Aprendí a cantar antes que a hablar y, con dos años, ya hacía mis “pinitos”. Es algo que me viene de familia. De mi madre, que perdió la voz por unos antibióticos, y mi abuelo.
-¿Llegó a pasar hambre?
-Claro. Y no es nada de lo que te tengas que avergonzar. Es algo para aprender. Los artistas somos muy derrochones (y no precisamente en nosotros). No guardamos como debemos y, las “vacas flacas”, llegan. Siempre hay un invierno.
-Observo que suele mirar con firmeza a los ojos…
-Mucho. Ahí estamos nosotros. Es el alma. Me encantan los ojos de la gente porque son el balcón por donde se asoma su interior. Hago un ejercicio con frecuencia con quien me hace daño intentando imaginármelo de bebé. Eso te reconcilia con esa persona. Es importante dejar esas piedras del rencor en el camino.
-Entre sus experiencias no puede faltar Eurovisión… ¿Qué ha quedado?
-¡Ah! Luz, vida, estrés, eurofans (están todos locos)… Me ha encantado. Ha sido inolvidable y espero volverlo a repetir. No me ha resultado pesado y, a quien sí se lo parezca, es porque no le gusta trabajar. En Estados Unidos, con diez años, estaba empleada, ilegalmente, en una hamburguesería. Cruzaba la nieve para ir a poner kétchup. ¡Eso sí que es una putada! Eurovisión, no.
-¿Y el amor? ¿Dónde queda?
-No me cierro para nada a él. De hecho lo necesito para escribir, desenamorarme y volver a escribir. Nací del amor apasionado de mis padres (aunque, como las grandes pasiones, terminó en tragedia). Lo que sí prefiero estar con personas anónimas. No deseo que mis relaciones sirvan de escaparate (a pesar de que hable de ellas en mi música). Me atraen los hombres interesantes, con una mirada limpia y una bonita sonrisa. Luego, de viejos, nos pondremos “colganderos” pero la sonrisa estará ahí. No me importa ni el físico ni su ocupación. Es más, desde los que trabajan con las manos (como los fontaneros o los albañiles) a los científicos. Siempre he querido sentarme con alguien que me hable de Marte.
-¿Le han roto o ha roto más el corazón?
-Me lo han roto a diestro y siniestro. Hasta he visto a alguien tenerlo en sus manos y comérselo delante de mí… Horrible… Y no era lo que se dice un príncipe. Estamos equivocados buscando la perfección y eso no es lo que hay que hacer. A mí me convencen las personas. Da igual que tenga, como te decía, una sonrisa bonita, o que tenga barriga y sea muchísimo mayor que yo.
-¿Se considera la mejor de España?
-No. ¿Quién es la mejor? Mi voz es la mía. Delicada, frágil, sensible, resistente… En ella está mi alma. No podría vivir sin cantar. Preferiría estar muerta. “La más grande” fue Rocío Jurado. Levantaba un dedo y se apaciguaban las fieras.
-Hay quien la compara con Mónica Naranjo…
-A Mónica le admiro de una manera impresionante. Cuando lo he pasado mal fuera, la tenía de referente. Incluso si me dijera “perra judía” le haría la ola. Quiero vivir en España y cantar pero no hacerle sombra a nadie. Todas tenemos nuestra luz. Ojalá lograra la mitad de lo de ella. Son comentarios que se hacen pero que me importan poco. Me encantaría hacer un dueto y que ella fuera la que me hiciera sombra a mí.
