El dúo sevillano “Sinlache” presenta su cuarto disco titulado “Otra historia que contar”, el primero desde que al veterano Julio Rodríguez se le uniera la voz de Ivan Carpio.

Josan Muñoz (@josan_ms)

Tras tres discos en el mercado con bastante éxito y giras por todo el territorio nacional el grupo “Sinlache” sorprendía con la noticia de su separación por la decisión de uno de sus componentes de seguir su carrera en solitario. Ocho años de experiencias que animaron a Julio a no tirar la toalla y buscar un nuevo compañero con el que continuar la andadura. Iván Carpio fue el elegido para acompañarlo en “Otra historia que contar”, un cuarto trabajo discográfico donde los dos han compuesto las letras de unas canciones que hablan de amor y desamor.

-¿Cómo es este nuevo álbum?

-Julio: Siete historias nuevas, con nuevo componente y un proyecto renovado pero que sigue la misma línea que llevaba “Sinlache” desde sus comienzos, aunque con unas melodías y letras más maduras. Las niñas que tenían 15 años cuando empezamos ahora tienen 23 y buscan experiencias diferentes.

-Ivan, ¿cómo surge su adhesión al grupo?

-Después de que Manu, el anterior componente, decidiera seguir su carrera en solitario Julio buscaba un nuevo compañero que aportara un nuevo aire. Yo cantaba en un grupo llamado “Código Marengo” y me ilusione bastante con esta propuesta de la que ha salido este disco.

-Julió, ¿creyó que era el fin de “Sin Lache”?

-Manu me comentó que cuando terminara la gira dejaría el grupo y me desilusioné porque no confiaba en que pudiéramos seguir adelante con una cara nueva, pero la realidad era que la media de público que teníamos cada concierto era de 2 mil personas y había que pensárselo. Estuve un mes meditando y recordé a una fan que me decía que había muchas historias aún por contar. Decidí tirar para adelante y surgió el nombre de Iván Carpio.

-¿Hay cosas que no volvería a hacer?

-J: He disfrutado mucho de todo lo vivido, tal cual. Más bien me gustaría repetir todo lo que ya he vivido pero con Iván. Este verano en Isla Cristina tuvimos trece mil espectadores en el último concierto, ya con la nueva formación. Parece que todo es ya como antes.

-¿Qué ha aprendido en ocho años de carrera?

-J: A tener paciencia, a no ilusionarte con palabrerías que te diga el primero que se te cruce en el camino y a llevarlo todo con calma y serenidad. Al principio te exaltabas con cualquier propuesta: me veía viviendo fuera de Sevilla, con grandes éxitos… y al final pues te daban la espalda. Ahora sé cuál es mi sitio y que tengo que seguir subiendo peldaño a peldaño. Nunca he tenido la suerte de una multinacional apostando por nosotros pero eso nos ha enseñado a trabajar contracorriente y ganándonos al público paso a paso.

– ¿Les han intentado engañar muchas veces?

-J: Se nos han cruzado veinte supuestos representantes de Alejandro Sanz (risas). “¡Yo lo saqué cuando aún se llamaba Alejandro Magno!” Eso me lo han dicho varios. “Tengo mano en tal discográfica o en tal otra”, y todo era mentira. Hay que vivir con los pies en el suelo, pero cuando tienes 18 años y te llenan la cabeza de pajaritos es muy difícil.

-I: En la música, en los toros o el deporte hay las mismas mentiras que en otros sectores pero normalmente son gente joven que tienen una ilusión, y son más vulnerables de creer lo que les cuentan.

-¿Es fácil llegar a creerse más importante que los demás?

-J: Facilísimo. Llegas a cualquier discoteca y te tratan diferente, te ponen en una zona Vip e incluso los demás pueden pensar que eres superior a ellos. Hay que ser conscientes de que eso dura dos días, el tiempo que a ellos les interesas. Aparentar no vale para nada, lo que vale es el trabajo diario.

-I: Hay gente que vive de apariencias, de hacer creer que es importante. Hay chicos de “Hombres, mujeres y viceversa” con cientos de miles de seguidores en twitter, y se olvidan que hace un mes no eran nadie y probablemente en unos meses vuelvan a ser lo que eran.

-J: Es una pena que se esté perdiendo el valor del arte, de un buen espectáculo… Ahora los locales dicen no tener dinero para conciertos pero se gastan miles de euros en traer a unos chicos que buscan pareja en un programa, sin ser verdad ni que busquen novia porque no necesitan ir ahí para encontrarla.

-¿A quién sí que admiran?

-I: Alejandro Sanz es nuestro referente, el maestro, el inventor de un estilo. Buena gente dentro y fuera del escenario. Hay muchos que dan una cara pública y luego son otras personas detrás de cámara, tanto para bien como para mal.

-J: “Haze” por ejemplo. Detrás de ese aspecto de macarra esconde a una persona muy instruida, con gran corazón y que estudia una carrera.

-¿Hay amigos en la profesión entonces?

-I: Hay mucha envidia, sana y de la otra. Aún así podemos presumir de tener buenas relaciones incluso entre grupos que se suponen que son competencia directa.

-Ustedes escriben a los sentimientos ¿Cuál es el más importante de sus vidas?

-J: Con amor todo se puede. Sin el apoyo de una persona que está a tu lado y te de cariño es difícil seguir adelante.

¿Cómo llevan sus fans que estén enamorados?

-J: Cuando empezamos nos pidieron desde la compañía que no dijésemos que teníamos pareja, ya que las seguidoras se podrían desilusionar. Ahora con las redes sociales es difícil engañar en eso. Hay que decir la verdad siempre, aunque no hay que contar nada que no te pregunten. Es mejor guardar la vida privada.

-I: Es como cuando estamos en la radio del Sevilla F.C. y nos preguntan de qué equipo somos. La mejor respuesta es decir: no nos gusta el fútbol (risas). Somos del Betis pero no está bien confesarlo en ese lugar por ejemplo.

-¿Qué les produce un sentimiento negativo?

-I: La falsedad, la mentira para hacer daño, que digan una cosa y piensen lo contrario. Muy a mi pesar esto es algo bastante típico.

-¿Cuál es el principal defecto de Julio?

-I.- Su mal carácter. Es “mosqueón”, tiene un pronto que le dura un momentito, aunque ya cuando se le pasa es muy fácil convivir con él.

-¿Y el fallo de Iván?

-Su tranquilidad. El creer siempre que todo va bien, que siempre vamos con tiempo. Eso a mí me desespera.