En “Cómo hemos cambiado”, la última apuesta musical de la artista, repasa algunos de sus éxitos más populares en casi tres décadas de trayectoria
Vocalista del grupo “Presuntos Implicados durante más de dos décadas, Sole Giménez es una de las figuras de las músicas más respetadas de nuestra música. Ahora, tras el lanzamiento de “Cómo hemos cambiado”, donde realiza una revisión íntima de algunas de sus composiciones más populares (como la que da título al álbum, “Mi pequeño tesoro” o “Alma de blues”), vuelve a ofrecer lo mejor de una garganta privilegiada en la que brillan con luz propia estilos que ha hecho propios como el jazz. Por todo eso, y mucho más desarrollado en tres décadas de trayectoria, “Sevilla Magazine” quiso premiarla en diciembre como la “Mejor intérprete” de nuestros premios “Favoritos”.
-Antes de nada nos gustaría saber qué le une a Sevilla…
-La verdad es que me unen menos cosas de las que me gustaría. Alguna amistad, algunos recuerdos, el aroma de esta ciudad… Para todos los españoles es un lugar diferente. Por historia, por tradición, por cultura… Sevilla es, como dice la letra, muy especial (risas).
-¡Lo que sí tenemos que invitarle a que nos conozca en Semana Santa o Feria!
-Me encantaría. Nunca he estado en Sevilla en ese momento aunque da cosa desde fuera porque parece que hay mucha gente y que, como no conozcas a nadie, ¿dónde vas? ¿Qué haces? (risas).
-Hasta aquí ha venido a presentar “Cómo hemos cambiado”, su nuevo trabajo y una recopilación muy interesante…
-Ha sido como abrir el álbum de fotos, porque todas las canciones las he escrito yo, rememorando esos sentimientos que intenta uno reflejar en una melodía y que con la magia de la música se convierten en emociones de mucha gente. Lo he hecho de manera bastante íntima pero, a la vez, con un enfoque muy popular porque son temas que conoce mucha gente. Muchas personas vienen a contarme lo que significaron para ellos y ahí es donde te das cuenta de que la música es increíble porque nos une.
-Es que se han convertido casi en himnos de varias generaciones, ¿no?
-Sí. Clásicos (risas). Sin embargo he querido revisarlos porque no me parecía apropiado volver a cantarlos tal cual. Gracias a Dios todos –yo también- cambiamos. Soy una mujer diferente y creo que veo la música desde una perspectiva más amplia. Por eso no podía hacer el mismo disco que hace 20 años.
-La clave es cambiar pero para bien, ¿verdad?
-Bueno, uno lo intenta (risas). En alguna dirección no siempre para mejor pero en lo musical he intentado rodearme de profesionales maravillosos que día a día te enseñan cosas nuevas y a perder prejuicios que, en el mundo del arte, son muy malos. Si te los pones encima, estás muerto.
-¿Se reconoce en la Sole de hace, por ejemplo, veinte años?
-En las canciones sí. En otras cosas, no. Es como si la música vertebrara mi vida. Todos tenemos el deber de evolucionar porque estancarse es morir. La vida, como afirma Tao, es puro cambio y mejor fluir. Si no lo haces es un camino de frustración.
-Lo que pasa es que el miedo paraliza…
-Es uno de los puntos donde nos tenemos que esforzar. Entender que eso es así.