El Festival de las Naciones sigue siendo la cita favorita de los sevillanos en otoño basándose en una variada oferta artística, solidaria y cultural que crece año tras año
Son más de mil los empleos directos e indirectos que ofrece en nuestra ciudad y, el ochenta por ciento de sus proveedores, son sevillanos (de ellos, más del cincuenta por ciento continúan después en sus citas por toda España). Sin embargo, el Festival de las Naciones es mucho más que cifras. Son emociones, solidaridad, cultura, arte… Un evento donde toda la familia puede disfrutar de un recorrido inigualable que, hasta el próximo 2 de noviembre, proseguirá en sus instalaciones del Prado de San Sebastián. Allí, respetando el medio ambiente, con una limpieza máxima de sus instalaciones, cuidando para que no ser ninguna molestia para el descanso del vecindario, transcurre esta cita en torno a la que todo es positivo.
Así, desde la reunión de los cónsules más representativos de diferentes países (ofreciendo cócteles temáticos de cada lugar) al almuerzo ofrecido a cincuenta niños desfavorecidos de las tres mil vivienda que acudieron en compañía del popular Jorge Morillo. Desde un concierto para sordomudos, en el que un intérprete de signos al lado del músico explicaba las letras de las canciones –y, a través de la vibración de los altavoces, podía captarse el ritmo de la música-, a talleres de sensibilización con la Fundación “Tierra de Hombres”. Desde unas Jornadas de Comercio justo con Intermón Oxfán a unas contra la violencia de género gracias a la Fundación Ana Bella… Todo es posible en este recinto que cumple 22 años y que recoge el espíritu de fraternidad que sembró la Expo del 92.
Con ofertas especiales para universitarios y estudiantes Erasmus (cerradas con la Universidad de Sevilla), el Festival es una plataforma ideal para que familias enteras sean felices durante unas jornadas en las que, además, es imprescindible su abanico artístico ya que, por su escenario, han desfilado figuras nacionales e internacionales como Mercedes Sosa, Falete, Paco Arrojo, Los Panchos, Navajita Plateá, Cantores de Híspalis o Cristina Hoyos (a la que, la pasada edición, sus bailarines del Museo del Flamenco emocionaron con un homenaje en el que hasta se animó a bailar junto a ellos). Y más ya que de aquí salieron otros que luego han sido grandes como Andy y Lucas, Melody, Carlos Baute o Las Niñas.
Sin embargo, uno de los frentes de los que más orgulloso se siente el equipo de esta empresa, con Sergio Frenkel a la cabeza, es del carácter fraterno del que, desde el principio, se han revestido sus actividades, siendo los Premios Solidarios su principal exponente. Unos galardones que han recibido desde Antonio Gala a Victorio y Lucchino pasando por Rafael Gordillo, Eva González, Pastora Soler, Isabel Gemio, María León, Sandra Ibarra, Antonio Morera y Vallejo y, cómo no, la duquesa de Alba, madrina de los mismos desde que nacieron, en 2003, hasta su fallecimiento. “Vivimos momentos muy bonitos con ella y nunca nos falló. Se veía reconocida en el espíritu de libertad que transmitimos mezclado con una generosidad bien entendida y una cierta rebeldía”, confiesa Frenkel recordando a Cayetana.
El próximo jueves volverán a celebrarse y ahí encontraremos rostros conocidos como el nuevo duque de Alba a otros más anónimos pero que realizan una labor encomiable como los integrantes de la Real Federación Andaluza de Fútbol, el matrimonio Bellver o la Asociación Elige la vida. Aparte, esta edición se amplía en reconocimientos con unos Premios Ciudad de Sevilla, que recaerán, entre otros, en la marquesa de Méritos, la Fundación Endesa, o Cristina Hoyos (por su Difusión Mundial del Flamenco), y una distinción especial a Luis Eduardo Aute, de cuna filipina (país al que, este 2015, se dedica el festival).
En definitiva, muchas razones para apoyar la celebración del Festival de las Naciones que, a estas alturas, es tan de Sevilla casi como cualquier otro rincón histórico de la ciudad. Como debe ser, son los hechos, más que las palabras, los que hablan por sí solos.
FOTOS JUAN MANUEL SERRANO ARCE
