Hay semanas que pasan sin pena ni gloria y otras, como ésta que hoy cerramos, en las que coinciden tanto eventos que hasta resulta difícil, para empezar, acudir a todos. Cercanos al fin de la temporada laboral –y a la consiguiente llegada de las vacaciones de verano-, todo el mundo quiere despedirse entre amigos como los que, por ejemplo, se dieron cita el miércoles en la terraza Puerto de Cuba para la celebración de sus primeros diez años de vida. O los que, el jueves, se acercaron a saludar a la bloguera Silvia de Carrión en la copa que ofreció para conmemorar el premio “Blogosur” recibido la pasada edición del certamen (en la que, por si no lo sabían, también fue galardonada nuestra revista, “Sevilla Magazine”).
Sin embargo, el gran momento social –sin minusvalorar al resto- tuvo lugar en el Club Zaudín el viernes por la noche gracias a la Fundación Tierra de Hombres la cual, también en la décima edición de su gala solidaria, reunión a nombres tan populares como los de Agustín Bravo y Paola Santoni, como presentadores, o a artistas del nivel de la soprano Pilar Jurado –dotada con una voz realmente privilegiada-, Esperanza Fernández –que compartió mesa, entre otros, con Miguel Poveda-, Juan Peña o Paco Arrojo, concursante de “La voz” que confirmó cómo, igual que sucede en otras ocasiones, en los programas de televisión a veces se valora más la historia personal que la calidad en sí que tenga el participante (él no ganó pero, a juzgar por lo visto, lo merecía más que con creces).
Además, entre los invitados otros populares como Raquel Revuelta, Lucía Hoyos o María José Suárez –en lo que al mundo de la belleza se refiere-, la bailaora Cecilia Gómez –como siempre, muy guapa y muy simpática-,. José Manuel Parada… y un largo etcétera orquestado perfectamente por una presidenta, María Antonia Jiménez, elegantísima con un traje amarillo de Adolfo Domínguez que, sinceramente, llamaba la atención.
Por si fuera poco, en mi caso tuve la suerte, una vez más, de sentarme mano a mano con uno de los hombres más interesantes, más educados, más caballeros y más fascinantes que he conocido en mi vida: Carlos Telmo. El que es el mejor relaciones públicas de nuestra ciudad –la mayoría del resto han venido después y han aprendido de él-, es uno de esos lujos de los que uno no se cansa nunca de escuchar contar la multitud de anécdotas que le han sucedido en su ya largo camino. Y no hace falta que salga todas las semanas en las revistas o que hablen de él en los programas de la “caja tonta”, Carlos es una entidad en sí mismo y, sinceramente, parece penoso que, siendo lo que es, no haya recibido, los reconocimientos que merece.
Tal vez ustedes piensen que me dejo llevar por la pasión de la amistad y cierto que es que ambas cosas, pasión y amistad, conviven en mí. Sin embargo, Carlos no necesita que lo vendan. Recordando al mítico eslogan, “Busquen, comparen… y si encuentran algo mejor, cómprenlo”. Les aseguro que les resultará difícil.
