La malagueña presenta su cuarto disco, “Crónica de un baile”, confirmándose como una de las intérpretes que más ha crecido en popularidad en los últimos años gracias a canciones como “Sin saber por qué”, primer sencillo de esta nueva aventura musical

Ricardo Castillejo

Vanesa Martín es una mujer clara, que habla las cosas directamente y sin rodeos. A sus 33 años, la artista puede sentirse más que orgullosa de haber recorrido un camino ascendente profesionalmente en el que quedan atrás títulos como “Trampas” o “Cuestión de piel”, propuesta de 2012 tras la que llega “Crónica de un baile”. Un ramillete de buenas canciones donde el amor (y los sentimientos, en general) es el gran protagonista que nos ha servido como excusa para profundizar en la personalidad de esta compositora experta en los asuntos del alma…

-Antes de nada me gustaría pedirle una aclaración porque es una imagen que suele pesar sobre los cantautores… ¿Es usted una persona triste?

-Para nada. Y cada vez menos. Incluso mis seguidores comentan positivamente las letras de mis temas porque, aunque sean cosas difíciles, siempre queda una puerta abierta a la esperanza.

-¿Está presente en las tramas que cuenta?

-Sí. Aunque todo no me haya pasado a mí sí es una forma de entender la vida. No hay disfraces ni grandes sorpresas.

-¿El amor es dolor?

-Para nada. El amor es una aventura maravillosa de la que no hay que perderse ni un detalle. Hay que vivirlo, aprenderlo y saborearlo.

-Suele dar mucho protagonismo a los detalles sutiles…

-Es que me fijo mucho en ellos. Para mí tiene mucha importancia una mirada (algunas valen más que un discurso lleno de verbos o sustantivos) o un roce de dos pieles. Los pequeños detalles forman grandes historias.

-¿Y si los ojos dicen una cosa y la boca otra?

-Te toca pelear y desenmascarar a quien tienes delante o retirarte porque la cobardía da muchos dolores de cabeza.

-¿Puede uno protegerse del dolor?

-Habrá quien pueda, claro. Algunos amigos míos, sobre todo cuando ya te han vapuleado, se cuidan de ciertos peligros pero para ello tienes que saber a qué te expones.

-En “Sin saber por qué” afirma que “todos lo ven” pero la protagonista, no quiere aceptarlo…

-Es que, desde fuera, todo siempre aparece más claro y tú eres el que te pones “cabezota” oponiéndote a lo que te dicen. Hay que saber interpretar las señales y estar despiertos y, sobre todo, no abandonar los sueños de buenas a primeras.

-¿Qué le enamora a usted?

-La nobleza, la alegría (que no sean todo problemas), la capacidad de superación, la sencillez y que alguien sea llevadero, que pueda cambiar el plan en media hora, que te sorprenda, que tenga detalles… Y, lo más importante para poder enamorarme es que necesito tenerle admiración a esa persona. Para complicaciones, no estoy…

-¿Considera que los 33 le han cambiado en algo?

-Hombre, la madurez de ahora no es la de los 25. Estoy más calmada, más asentada y con las ideas más claras. Puedes equivocarte pero todo es por algo y todo se queda en la bolsa del aprendizaje.

-¿Le gusta bailar?

-Sí, mucho. Lo bailo todo a mi manera…

-¿Y cuál es la “manera” de Vanesa Martín?

-Soy una tía bastante positiva, tolerante e irónica. Me río hasta de mi sombra. Con respeto y educación se llega al fin del mundo. Sin embargo, las malas formas me ponen tan nerviosa y de “mala uva” que cada vez tengo menos miedo a decir a quien las tenga: “adiós y buenas tardes”.

-¿Cómo se vive en la cima del éxito?

-Es que yo no tengo esa sensación. Mi carrera ha ido progresando poco a poco, atesorando cada vez más público pero también aumentando la responsabilidad y los nervios. Me preocupo en respetarme y no perderme nunca pero soy de mis pilares, de mis raíces, de mi gente…. A día de hoy no he perdido la cabeza. Lo único es que no puedo ir a determinados sitios por las fotos que quieren hacerse conmigo…

-¿Y merece la pena?

-Sin duda. Soy una privilegiada por dedicarme a lo que soñé. He ido cumpliendo ese deseo progresivamente. Hay poco que pueda compararse a la magia de un concierto, a que lo que haces sirva de terapia, de tabla de salvación para otros.

-¿Cuál es la suya? ¿A qué se agarra cuando lo necesita?

-La mía es tener la capacidad de desahogarme. En mis canciones lo suelto todo y, si bien no siempre hago llegar la canción a quien se la dedico, a mí me sirve.

-¿No es duro tener que recordar un desamor de continuo?

-Pues más de una vez he tenido que tragar saliva cantando. Te pilla el cuerpo más sensible pero hasta eso suma. La capacidad de poder hablar alivia mucho.

-¿Le da miedo repetirse?

-Mucho. O que lo que cuento deje de interesar. Lo que pasa es que ese temor te mantiene en alerta y eso es positivo.

-¿No le apetecería hacer denuncias sociales y políticas en sus melodías?

-En cierta manera escondo un poco de eso. Libertad, tolerancia, respeto… La música es cultura y hay que cuidarla porque ése es el tesoro más preciado de una sociedad.

-¿A quién le gustaría escuchar intepretar algo suyo?

-A Luz Casal. Y a Sabina, con el que incluso me encantaría hacer un dueto. En general a todos aquellos a quienes admiro.