El jueves 5 de febrero celebrará su décimo aniversario como diseñadora con un desfile muy especial en Simof donde volverá a demostrar que lo suyo con la moda es un “amor eterno”
Habla sin “pelos en la lengua” y se enorgullece de ello porque Vicky Martín Berrocal, puede. A sus 41 años, la diseñadora ha logrado convertirse en todo un referente en un mundo, el de la moda, donde, desde el traje de flamenca, ha evolucionado muchísimo tocando también la novia, la madrina, la fiesta o incluso la papelería o el hogar. Modelo de la firma “Violeta”, que Mango creó pensando en aquellas que usan tallas grandes, la que fuera mujer del torero Manuel Díaz, “El Cordobés”, habla en exclusiva para nuestros lectores sobre un proyecto vital que, poco a poco, ha ido tomando forma.
-¿Cómo se siente diez años después?
-Igual que la primera vez. Y eso es lo más maravilloso. Lloro constantemente porque cualquier cosa me emociona. Tengo la sensibilidad a flor de piel.
-Llama a su colección “Volver”… ¿Será un desfile más?
-No. Fue una celebración. No ha sido fácil llegar aquí después de una década. Para mí es un éxito y lo vivo como al principio porque sigo siendo la directora creativa y continúo estando en todo. Han pasado dos años de ausencia en Simof y yo he cambiado y he crecido.
-Recuerdo que hace una década algunos no daban ni un “duro” por Vicky Martín Berrocal…
-Pues no lo darían ellos. No era un capricho. Sabía lo que quería y a dónde quería llegar. Lo tenía claro y aquí sigo. Los sueños, cuando se gritan, se cumplen. Eso me ha llevado a otras situaciones muy satisfactorias pero lo que soy nace de la flamenca y yo sabía que me metía en una aventura que tenía que ser y es real.
-¿De qué forma recibe despertar tanta admiración como despierta en el sector?
-Supongo que será porque soy muy verdad, muy auténtica. No escondo nada. Hay hombres que han regalado a sus novias por Reyes o por lo que sea el poder asistir a mi desfile y vendrán de toda España. Eso te señala lo que buscan: una emoción.
-¿Es consciente de que, con su trabajo, hay un antes y un después en la moda flamenca?
-Bueno, durante estos diez años no he visto nada que me recuerde a lo que hago. También es cierto que me centro en lo mío. Tengo claro lo que quiero y en especial lo que no quiero y sí, es una realidad eso que comentas. Saber que tus entradas se agotan en cinco horas, que aparecen frases como “Vuelve la elegancia” o “Regresa la alta costura” no puede dejar indiferente. Al final, ante tanta expectación, uno piensa: “¿estará bien?”. Son solo dos ojos los que ven todo. No tengo equipo. Se pasa del diseño a la patronista, pero ella no opina.
-¿No acepta que le lleven la contraria o que le digan que no están de acuerdo con su criterio?
-Sí pero cuando he “dado a luz”. Todos aprendemos equivocándonos y, aunque las críticas suelen ser buenas, yo no pienso en eso. Me da igual.
-¿Los cuarenta le han cambiado?
-Hombre, contemplas todo desde otro lugar, con más calma, buscando más lo positivo. Antes era más rebelde aunque a la hora de diseñar sí siento esa misma rebeldía y perfeccionismo. Por ejemplo, me molesta un escote que no termine en pico, pico, que se redondee un pelín.
-¿Es su mayor enemiga?
-Desde luego. Soy la mayor crítica de mí misma. No me ha pasado mucho pero sí que alguna vez he cogido algún vestido y directamente lo he tirado. Si no hay arreglo, si no ha llegado a ser lo que yo quería, si no fluye, malo. No tengo dudas acerca de eso.
-Las mujeres la tienen en un altar…
-Será por la actitud probablemente. Siento el respeto, la admiración y el cariño. No sé cómo agradecer eso. Haga lo que haga me siento en deuda. Entiendo que atraerá mi verdad porque tengo miedo a muchas cosas pero lo intento llevar lo mejor posible. Confío en mí. Si sale mal, no pasa nada. Tienes que pensar que éste será el mejor año de tu vida. Cuando presenté mi libro mis palabras fueron claras: “Ya sabéis cómo me llamo, Vicky Martín Berrocal. Tengo una talla 42 y tengo celulitis”.
-Lo que pasa es que nuestra sociedad ensalza otro tipo de belleza…
-Entonces deberíamos no viviré en una sociedad marcada por eso. Lo que yo tenga que esconder, tú puedes realzarlo. No somos perfectas. Todas las mujeres tienen algo maravilloso. La talla no tiene que ser algo que nos limite. Por eso he llegado a ser imagen de Violeta, de Mango. Lo que somos tiene más valor que lo que aparentamos y yo poseo mucho dentro. Ése es el punto que une a la mujer conmigo: cuando me gusta algo me gusta mucho y, si no, no me gusta nada.
-¿Y el hombre?
-El hombre está ahí… No hay más. Punto. Ya está… (risas).
-¿Le da pereza?
-No pero me importa más la mujer. Me duele lo que nos pasa a nosotras. Somos generosas, luchadoras, más valientes… Amamos de otra manera.
-¿Ha dejado de creer en el amor de pareja?
-No. Quiero “Vivir”, “Sentir” (que son el título de colecciones mías). Visto a novias y sé que existen sentimientos, ilusiones… La gente se enamora.
-¿No será que asusta a posibles candidatos?
-Ése no es mi problema. Es de ellos en todo caso. No se debe cambiar por nada. Llegarán, han llegado, se han ido, vuelven… Yo no pido nada concreto. Lo único que sea un “HOMBRE”. Con mayúsculas. En el amor siempre estás como punto de partida. Piensas que has aprendido y vuelves a equivocarte y, como digas, “esta vez no me va a pasar”, peor (risas).
