Traducido a doce idiomas, Walter Riso es uno de los psicólogos más aclamados de la actualidad con más de 200 mil libros vendidos en España, casi un millón de seguidores en Facebook y más de 30 mil en twitter. Un sabio que, en “Enamorados o esclavizados”, nos invita a tomar las riendas de nuestra vida emocional
Es su publicación más personal. Un ensayo en el que pone los puntos sobre las “íes” en lo que al amor, entendido de una forma sabia, se refiere. Así, “Enamorados o esclavizados” se convierte en una guía perfecta para aquellos que desean reorientar su actitud en cuanto a lo que al sentimiento más universal se refiere, disfrutando de él, según sus propias palabras, “ligeros de equipaje”.
-¿Se puede racionalizar el amor?
-Sí, claro. Lo que no se puede racionalizar es el enamoramiento, estado de enajenación de la consciencia que dura, como mucho, dos años. Durante ese tiempo idealizamos al otro, es como una droga que te vuelve adicto. Luego está el amor, que se basa en tres componentes: el eros (erotismo), que es el menos fuerte y el que menos importancia tiene, la “filia” (la amistad, que sí es razón –puesto que nunca dices “me amisté”- y que construyes compartiendo cosas) y el “agapé” (cuidar del otro, que su dolor te duela). Unamuno lo explicaba muy claro cuando hablaba de su mujer y decía que si acariciaba su pierna no sentía nada pero que, si le dolía, sí. La idea de que el amor es solo sentimiento es falsa. De ahí viene “No puedo vivir sin ti” y frases así que han hecho tanto daño a la gente. Se puede gestionar como cualquier otra emoción para llegar incluso de “Te amo pero te dejo”.
-¿Cuál sería la forma correcta entonces de querer?
-Yo, para empezar, cambiaría “Te amo” por “Te estoy amando”. Eso es que los estás formando, descubriendo puntos. Siendo tú mismo, sin ser obsesivo, sin miedo a la pérdida y en pleno uso de tu libertad. Si falta algo de eso, el amor está cojo.
-¿Cuánto porcentaje de la sociedad, según usted, ama de forma correcta?
-La mitad de la gente se separa, con lo que ya tienes ahí un 50 por ciento equivocado. De la otra mitad, un 20 por ciento sufre con lo que solo un 30 por ciento de las relaciones son buenas o muy buenas.
-¿En qué nos equivocamos más?
-En la elección. No entiendo cómo puedes estar dos años de novio y luego descubrir que tu pareja era otra a la que pensabas. Nos equivocamos más casándonos que comprando apartamentos. No piensas. Siempre se dice “lo amo”… ¿Y qué más? Tiene que existir compatibilidad.
-¿Es verdad quienes son parecidos funcionan mejor como parejas?
-Sí. Las uniones deben ser entre parecidos. Si son dos idénticos, se aburren como ostras y, los opuestos, chocan, tienes que justificarlo todo. Lo ideal es que sean semejantes, parecidas en lo fundamental, que son dos cosas: el humor (que no te tengan que explicar el mismo chiste) y que te indignen los mismos asuntos.
-Por tanto defiende un amor práctico…
-Totalmente. El amor idealizado, tipo Hollywood, frustra y choca con la realidad. Soy budista en el amor, creo en el realismo afectivo. Claro que hay límites como que no valoren tus valores o agredan tu dignidad personal. El amor eterno y sin barreras es un problema de salud pública. Defiendo el amor digno, respetuoso.
-¿Por qué pasa tanto que alguien que no te gusta en principio termina conquistándote?
-A mí me sucedió con una novia que tuve por tener, por no estar solo. Hubo un día “mágico” y cambió mi perspectiva hacia ella. Uno puede entrar en el amor a través de diferentes puertas. Lo esencial es ser valiente y que te importe poco por dónde acceder a él. Hay quien sufre “amorofobia”, personas que han fracasado y tienen miedo a volver a sufrir y a comprometerse. Es curioso porque esos, mientras más se enamoran, más se alejan. Son “agujeros negros”, personas esclavizadas por miedo. Para amar hay que escuchar el menor ruido posible.
-¿Aman mejor los hombres o las mujeres?
-Las mujeres. A los hombres nos cuesta tomar la iniciativa (excepto los que son “kamikazes” y le da igual lo que sea). Ellas son más inteligentes y saben que no te puedes enamorar de unos glúteos. La personalidad es esencial y hay quien te deja de gustar en cuanto abre la boca.
-¿Algún consejo para encontrar el amor?
-Algo de Tagore: “Si persigues desesperadamente algo, se aleja”. Hay que mostrar el lado bueno porque, con la bondad, se llega a todas partes.