El periodista Carlos del Amor, del área de cultura de los Servicios Informativos de RTVE, ha presentado en Sevilla “La vida a veces”, 25 historias con esos pequeños detalles de cada día donde, en la mayoría de las ocasiones, está la felicidad.
Por José Antonio Muñoz
-Carlos, ¿Por qué es tan importante ir más lento en esta vida de locos?
-Gran parte de la felicidad está en las pequeñas cosas de cada día, que son las que podemos controlar. Hay otros factores que se nos escapan, como esa palabra “crisis” que engloba tantas cosas, pero la actitud con la que nos enfrentemos a ellos sí podemos decidirla nosotros. Los tiempos que corren son dados a grandes titulares y esos no los suelen protagonizar personas normales sino entes abstractos que pueden pasar a nuestras vidas, pero sólo porque nosotros queremos.
-El título, “La vida a veces”, parece que está sin acabar…
-Que cada persona que lo lea lo acabe a su manera. La vida a veces es una faena pero esa misma persona puede pensar en otro momento de su existencia que la vida es maravillosa. El título tiene infinitas posibilidades de ser acabado incluso para un mismo ser. Es por eso que al final hay tres páginas en blanco tituladas “Mi vida a veces”, para que cada uno escriba esa historia que por nada del mundo se puede permitir olvidar.
-¿Qué cosas tienen cabida en tu libro y no están en otros?
Una mirada muy particular a 25 historias que he vivido yo o las he visto o leído. Vamos corriendo a muchos sitios y nos perdemos el paisaje, los gestos de los que pasan cerca… Conviene pararse ante las cosas más mínimas porque pueden contener cosas grandes. Cartas que no llegan, fotos de sucesos, reencuentros en aeropuertos… Todo eso lo he pasado después por un filtro que mezcla realidad con ficción.
-También tienes muy presentes los sentimientos. ¿Cuál es para ti el más importante?
-El amor. A una pareja, el de una madre, a una profesión. Es el más importante y de los pocos que pueden provocar el que, aunque todo vaya bien, si ese va mal, todo se vea más negro. Más allá, el sentimiento predominante debería ser la ilusión.
-¿Se puede estar ilusionado con las cifras de paro, los desahucios, la subida de impuestos…?
-No puedes quedarte ciego ante una realidad, pero si te haces un chaleco que solo absorba lo bonito disfrutas más de cada día. Estamos bombardeados de cosas que nos amargan las horas, y si no disfrutas de las cosas buenas, por pequeñas que sean, siempre veremos el vaso medio vacío.
-¿Qué sentimientos te despierta Sevilla?
-Mi tía y mis primos son de aquí, he venido bastantes veces y en cierto modo aquí me convencieron para que me presentara al acceso a la universidad para ser periodista. La actitud de los sevillanos me gusta porque disfrutan de la calle, es una ciudad que invita a salir y estar fuera hasta que el día muere. Eso influye en el carácter, da hospitalidad, ganas de reír, alegría…
-Dedicas el libro a los que no se rinden. Todos hemos tenido ganas de hacerlo en alguna ocasión y seguro que también tú...
-Las ganas de rendirte deben ser momentáneas. Si tiramos la toalla ganan los de siempre, los malos.