Cuarta semana de esta serie de entrevistas englobadas bajo el título de “Políticos a la moda” y donde estamos conociendo la opinión de nuestros representantes municipales en relación a la imagen y las tendencias
Tímido al principio, poco a poco, Daniel González -que no estaba muy seguro por dónde iría nuestra propuesta- se fue entregando a la “causa” del reportaje de “Sevilla Magazine” del pasado mes de octubre, “Políticos a la moda”. A sus 29 años, el portavoz de IU en el Ayuntamiento de Sevilla -con la titulación de Ingeniería Informática en la Universidad de la capital hispalense- es conocido en las redes sociales como @rojosevillano, teniendo en su currículum cargos como el de Coordinador Provincial en Sevilla de los Derechos de la Ciudadanía, Participación y Voluntariado de la Junta de Andalucía (2014-2015). La moda no es en él una prioridad vital pero, a la vez, es consciente de que se trata de una cuestión que tiene su trascendencia.
-¿Le interesa el mundo de la moda y de la imagen?
-Hombre, como representante público te ves obligado a que te provoque un mínimo de interés al menos. Desde que soy concejal siempre intento salir decente a la calle, aunque sea para sacar la basura (porque te puede reconocer alguien), llevar colores que peguen… Cuando empezamos la campaña electoral, por ejemplo, nos hablaron del efecto “moiré” y me harté de comprar camisas con colores lisos. Creo que visto más o menos bien… (risas).
-¿Cree que los políticos deberían prestar más atención a cómo comparecen públicamente?
-Yo, si tuviera algo que comentar en este sentido, es que la mayoría de los políticos, en lo que a moda se refiere, están todos cortados por el mismo patrón: traje de chaqueta, camisa y corbata (que cada vez se usa menos). Por eso, cuando ves el congreso, todo en azul o negro, me parece monótono.
-¿Tiene algún asesor/a o elige usted mismo lo que se pone?
-Normalmente lo que me pongo a diario lo elijo yo, aunque a la hora de comprar me gusta ir acompañado porque soy un poco indeciso. Tampoco es que invierta demasiado en ropa. Solo cuando me hace falta.
-¿Es muy diferente su día a día vistiendo al laboral?
– En general, no. Lo único que ha cambiado en mi estilo de antes de dedicarme a esto y ahora es en que no me pongo camisas de rayas (por lo del “moiré” que te decía antes). Usaba camisas, polos, chaquetas… Lo mismo que ahora.
-¿Planea lo que lleva en función de su agenda?
– Sí. Suelo planificarlo el día antes y tengo en cuenta si mantendré solo reuniones o si hay alguna entrevista o comparecencia concreta.
-¿Con qué estilo se siente más identificado y qué no se pondría?
– Lo mío es lo casual. Prendas cómodas, elegantes pero informales. Y no me atraen nada ni los trajes clásicos, ni los pantalones de pinzas (risas).
-¿Los de su ideología visten de una forma concreta?
-No. No se es más de izquierdas por llevar camisetas del Che Guevara ni se es más de derechas por ponerse chaquetas. Tenemos la imagen de que la izquierda va zarrapastrosa y la derecha bien vestida pero eso son prototipos.
-¿Le parece que interesarse por todas estas cuestiones es algo superficial?
-Mientras no llegue a ser una obsesión, no hay problema. Tu aspecto es la primera sensación que das al exterior, seas cargo público o no. Hay que prestarle atención sin pasar los límites.
-¿Qué supone para usted ser un “Político a la moda”, título de esta serie de entrevistas?
-Por desgracia, la política no está de moda. Estamos muy mal vistos (risas). No me centraría tanto en la vestimenta o la apariencia sino en que tenemos que hacer la gente que nos ha dado la espalda, muchas veces con razón, vuelva a creer en la política y en las instituciones.