La presentadora y el torero celebran hoy cinco años de casados dentro de una relación en la que han tenido altibajos pero que, sobre todo, ha triunfado ante todas las dificultades.

Por Ricardo Castillejo

Una fiesta de la revista “Vogue” les unió y, aunque ella estaba por aquel entonces con Iker Casillas, sobre febrero de 2009 comenzaron su relación. Eva González y Cayetano Rivera se enamoraron y, pronto, comenzaron a vivir juntos aunque, cinco años después, rompieron y tuvieron una separación de nueve meses. Sin embargo, el destino quería que la presentadora y el torero continuaran y, de hecho, la reconciliación fue tan amorosa que terminó en boda, el 6 de noviembre de 2015.

Un enlace que se celebró en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Mairena del Alcor y que ocupó todas las portadas de esas revistas del corazón que, más tarde, se hicieron eco del nacimiento de Cayetano, en marzo de 2018, primogénito del matrimonio. Igualmente, la prensa se ha hecho eco de sus idas y venidas de Madrid a Sevilla, tierra de la modelo, y, en los últimos tiempos, de ese supuesto romance paralelo que el diestro habría mantenido con la abogada Karelys Rodríguez y ante el que, de momento, ni uno, ni otro, han querido pronunciarse.

Una década de unión que coincide con el 40 cumpleaños de Eva, ayer mismo, durante un presente que, en lo profesional, no puede ser mejor para ella.

Conductora de “La Voz” en Antena 3, lo suyo son los formatos de éxito, habiendo pasado en televisión por concursos como “Masterchef” o, en Andalucía, el aclamado “Se llama copla”. Por su parte, la actividad de Cayetano se encuentra más paralizada por la pandemia que nos asola y que ha provocado que la actividad en las plazas de toros se suspenda hasta nuevo aviso.

Poco amigos de aparecer en los medios de comunicación, por otra razón que no sea la laboral, sí que, de vez en cuando, dan una pinceladita más íntima a sus seguidores de sus redes sociales, con los que han compartido alguna imagen de un hijo que no ha hecho sino reforzar aún más unos lazos que, ni la más fuerte tempestad, pueden romper. Y es que, como dicen por ahí, el amor no necesita ser perfecto, sino ser verdadero…