El artista, que representará en mayo en el Lope de Vega su nuevo espectáculo –“Canción Sentimental”-, recibirá mañana jueves en el Rastrillo de Nuevo Futuro el cariñoso homenaje que, en La Parrala, todos los años se brinda a un personaje popular
Lleva a gala unos orígenes humildes que le han permitido valorar lo verdaderamente importante de la vida. Y es que, aunque a sus 33 años, Manuel Lombo haya logrado convertirse en un referente musical admirado por muchos, no olvida los problemas sociales que, sobre todo en el momento actual, afectan a una sociedad con la que intenta implicarse siempre que tiene oportunidad. Por eso, cuando hace una década conoció la labor de Nuevo Futuro –que hoy comienza su Rastrillo en el Hotel Los Lebreros-, el artista no dudó ni un momento en entregarse a esta causa que busca un futuro para niños desfavorecidos y que mañana reconocerá su generosidad con un homenaje inesperado pero que el de Dos Hermanas recibe con toda la ilusión del mundo.
-¿De dónde viene su vinculación con El Rastrillo?
-De hace diez años. Me llevaron una vez a cantar y me maravilló. A partir de ahí siempre que puedo vengo. Aparte, me preocupo en saber cómo se trabaja desde dentro y me alegra mucho enterarme que algunos chicos que han sido acogidos en pisos de Nuevo Futuro, por ejemplo, terminan sus carreras y salen para adelante. Es una labor muy interesante.
-¿Qué piensa de esa imagen de evento para “gente bien” que existe sobre esta cita?
-Bueno, siempre se ha dicho que es algo para unos cuantos que juegan a hacer caridad pero, si así fuera, ¡bendito juego! Si todos lo hiciéramos, aunque fuera por elegancia o frivolidad, me parece fenomenal. El caso es que se saca una cantidad de dinero importantísima.
-Carmen Lomana dice que la frivolidad también es necesaria…
-Es que son conceptos tan complejos… Como el ego… Es mucho más de lo que se piensa y depende de para lo que viva cada uno. Hay quien su profesión la desenvuelve en un entorno social que depende de ciertas relaciones. No es mi caso ni entiendo la frivolidad.
-¿Los artistas, por la sensibilidad, están más cerca de quien lo pasa mal?
-Sí. Nunca me lo había planteado pero sí somos más receptivos a los problemas sociales.
-¿Cuáles son las causas que más le motivan?
-Las personas mayores y los niños. Colaboro con un comedor social los lunes y siento esa compasión por los ancianos. Me enternecen mucho.
-Ahora pasamos una etapa muy dura, ¿verdad?
-Desgraciadamente es una situación complicada en la que se está siendo cada vez más solidario. Hoy día cualquiera está expuesto a la pobreza. Hemos vivido mucho tiempo por encima de nuestras posibilidades. Yo vengo de una familia de cuatro hermanos y no he conocido segundas viviendas en la playa ni cenas fuera de casa. Me he criado dentro de nuestros límites y sabiendo lo que teníamos. Es curioso que hay quien no tiene para comer pero sí para un móvil de última generación. En mi caso, nunca he tenido un Levi´s cuando muchos amigos sí lo llevaban.
-¿Es consciente de que su imagen no transmite ese discurso? Parece venir de un estrato social alto…
-Pues no. Estudié con beca pero he viajado mucho, he conocido mundo y supongo que eso te abre la mente. Otras culturas, otras formas de ver la vida… He tenido una reeducación posterior y, gracias a la música, he accedido a muchas puertas que se me han ido abriendo. Hay ciertas causas sociales que no me interesan nada y otras me emocionan (sobre todo si tienen relación con personajes interesantes, cultura, arte…). No soy el cantante de la “jet”. Me han podido ayudar pero no es el público que llena mis teatros.
-A propósito, ¿qué ha pretendido con su nueva puesta en escena, “Canción Sentimental”?
-Pues estaré el 28 de mayo en el Lope. Estrené en Dos Hermanas y estoy muy contento porque no tiene nada que ver con nada mío anterior. ¡Hasta canto en inglés! Hago “Fly me to the moon” y, la verdad, me ha agradado porque es un adelanto de mi próximo álbum, que será muy melódico y que lanzaré a finales de 2014.
-¿Contento con el homenaje de mañana?
-Hombre, yo prefiero otro tipo de escenario pero sé que ha tenido éxito de convocatoria porque no hay cubiertos para La Parrala. Es un regalo y, aunque nadie me cuenta nada, me consta que estará lleno de sorpresas…
