En el quinto aniversario, hoy, de la muerte de la duquesa de Alba, ¿qué panorama familiar que se encontraría si levantara la cabeza?
Por Iván Alcázar
La figura de Cayetana Fitz-James Stuart, más conocida por todos por simplemente su título, la duquesa de Alba, fue sin duda una de los personajes más perseguidos por la prensa del corazón -y por consiguiente, todo su entorno-, durante toda su vida. Cinco años han pasado desde que nos dejara y muchos han sido los polémicos cambios que sufrido su familia, especialmente la notoria y pública fractura que hay entre sus hijos (que, aunque han vivido situaciones clave este tiempo –donde nuestra protagonista siempre ha estado muy presente-, no han disimulado la casi inexistente relación entre ellos).
En la misa previa al entierro de Cayetana, en 2014, fue cuando pudimos obtener la última imagen de todos los hijos de la duquesa de Alba juntos, algo que quizás no vuelva a repetirse debido a la ya citada crisis familiar. Aunque en los primeros momentos Fernando y Eugenia parecían ser el vínculo entre los hermanos, en las últimas semanas ha sorprendido que la pequeña de la casa da la sensación de haberse separado también de Cayetano, a quien siempre estuvo muy unida. Es más, la duquesa de Montoro vive ajena a todas las polémicas familiares y disfruta de la felicidad que le ha concedido su matrimonio con el productor musical Narcís Rebollo, con quien acaba de celebrar su segundo aniversario de boda (evento que sucedió en Las Vegas).
Sin duda, su ausencia durante el ingreso de su hermano –debido a unos problemas intestinales- ha sido quizá la más llamativa de todas, ya que en los peores momentos siempre le mostró su apoyo público, a pesar de la desaprobación de sus hermanos mayores. Pero en esta ocasión parece haber dicho «basta», quedándose el duque de Arjona sin la visita de sus hermanos durante su hospitalización, a excepción de Fernando.
¿Los motivos? Los constantes conflictos con los suyos y su continuada presencia en la prensa, donde no se muerde la lengua ante ningún tema. Además, la suya fue la única negativa a la decisión del actual duque de Alba, Carlos, de abrir a visitas al público el Palacio de Liria en Madrid, contando con todos los apoyos a su excepción: “Mi casa será un escaparate como el de Zara”, afirmaba. Esto, unido a la polémica publicación de sus memorias bajo el título De Cayetana a Cayetano,donde cuenta la dura infancia que vivió -algo que justifica su carácter y su forma de ver las cosas, que difiere a la de sus hermanos-, podría ser el detonante de esa falta de nexo.
Además, no podemos olvidarnos del que fue una figura importantísima para nuestra protagonista en su última etapa: Alfonso Díez. El viudo de la duquesa de Alba vive totalmente apartado de la familia Martínez de Irujo, con una pensión vitalicia de unos 3.000€ y manteniendo un perfil bajo en cuanto al foco mediático, aunque fue uno de los pocos que visitó a Cayetano en su último ingreso.
Para finalizar, estamos seguros de que le habría encantado ver como sus tres nietos más pequeños, Cayetana Rivera y Luis y Amina Martínez de Irujo, que eran su ojito derecho, se han convertido en adultos y en su ausencia todos han cumplido la mayoría de edad, celebrándolo por todo lo alto con puestas de largo a las que su abuela le hubiera encantado asistir, con esa vitalidad que le caracterizaba y que echamos tanto de menos.