Anoche se entregaron los Premios Solidarios del Festival de las Naciones que, este año, por el Coronavirus, no ha podido cumplir su cita de cada otoño con Sevilla.
Por Ricardo Castillejo
Sevilla se ha quedado, este año, sin el Festival de las Naciones. Una cita en el Prado de San Sebastián que, por su alegría y vitalidad, por su optimismo y buena energía, necesitamos más que nunca. Sin embargo, las circunstancias han venido como todos sabemos y, por ahora, éste se convierte en otro de los muchos eventos que han tenido que ser suspendidos.
Lo que no podemos dejar de practicar jamás es la solidaridad, ayudarnos los unos a los otros como prueba de que, más allá de lo malo, la bondad del ser humano termina ganando la partida.
Una generosidad que ayer quiso recibir el reconocimiento de unos Premios Solidarios que, en su edición número XVII, Sergio Frenkel, responsable del citado Festival, no quiso dejar de celebrar en un reducido encuentro en el patio de la Fundación Cajasol.
Allí, con las mascarillas y medidas de seguridad correspondientes, tuvo lugar una gala durante la que se entregaron diferentes estatuillas reconociendo la labor solidaria tanto de entidades como de personajes.
Entre estos últimos recibieron galardones el chef José Andrés -quien envió un saludo desde Estados Unidos-, Sara Baras y Alejandro Sanz -también presente en un vídeo-, el futbolista Joaquín Sánchez -con otra intervención grabada- y Juan Valderrama, Premio a la Cultura en Tiempos de Crisis.
Con la emoción presente en su garganta, el hijo de Juanito Valderrama y Dolores Abril recordó a su recién fallecida madre y puso el punto final con su música a un tiempo durante el que emocionó el discurso de Cristina Hoyos pidiendo a las autoridades políticas ayudas para los tablaos y que Sevilla sea convertida en Capital Mundial del Flamenco.
No faltaron, entre otros, el alcalde de nuestra ciudad, Juan Espadas, la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, ni siquiera el que fuera responsable del consistorio de la capital hispalense durante una década, Alfredo Sánchez Monteseirín. Una noche para recordarnos que, arrimar el hombro, el ejercicio de la empatía, ponerse en el lugar de otros, es algo fundamental para que la vida sea más y mejor vida.